lunes, 13 de febrero de 2017

EL SENTIDO DE LA VIDA. LA LIBERACION DEL SUFRIMIENTO.

La realidad que creemos que es no deja de ser dura, no terminamos de entender  porque del sufrimiento diario y constante, que no llegamos nunca a comprender. Éste  por unos motivos una veces, por otros motivos otros, parece no dar tregua.


En la vida pasamos por muchas etapas, unas mejores que otras, mejores para unos, peores para otros, pero es algo que compartimos todos los seres humanos y en todas permanece inequívocamente estable el deseo de lo que no tenemos y la infravaloración de lo que si tenemos, pero siempre permanece nuestra búsqueda… y ese anhelo de felicidad que creemos no llega nunca.

Para Buda este es el sentido de la vida: la liberación del sufrimiento.

Despojarnos no sólo del sufrimiento en esta vida, sino también del acumulado en vidas pasadas (karma) y dejar, finalmente, de reencarnarnos, para ser libres por siempre. “La experiencia de la vida nos enseña a cambiar, a mejorar, a apaciguar nuestros deseos, a equilibrar el alma. Poco a poco nos vamos haciendo más comprensivos con nosotros mismos y con los demás, más autoconscientes, más despiertos. Sin duda, eso es algo a lo que aspira toda persona espiritual, esto es, a su evolución”

Aurobindo nos habló de la Evolución Futura del Hombre, de una especie de ascensión de la consciencia que nos va liberando del Egotismo y nos ubica en el Yo-Verdadero, ese que aspira a lo Divino, a la Unión de su Ser con el Ser Cósmico.

Quizá todo esto parezca arduo, costoso... una tarea para la que se requiere muchísima dedicación, quizá de cientos de vidas errando y aprendiendo, adquiriendo el conocimiento de la Verdad de la condición humana y espiritual. Quizá tengamos bastante con un poco de paz interior, de equilibrio, de prosperidad, de dicha. ¿Por qué pedir más?


Quizá sea suficiente con estar agradecidos por la vida, con ir superando, sin prisa pero sin pausa, los pequeños y grandes obstáculos que el existir nos presenta. Puede ser suficiente con valorar esas pequeñas cosas que nos ocurren y que, por un segundo, nos hacen sentirnos felices y plenos. Pero no habrá liberación sin lucha. El precio de la libertad es esfuerzo y sufrimiento. Ese fue el precio que pagó Jesús. Y ese es también el precio nuestro.


NVA