domingo, 4 de enero de 2015

LOS SIETE RAYOS. PSICOLOGÍA DE LA NUEVA ERA.

Los Siete Rayos son, en palabras de Alice Bailey,  la base de la toda la Psicología de la Nueva Era que estamos viviendo. A pesar de su complejidad, los más de veinte libros que Alice Bailey escribió a principios del siglo pasado -así como los anteriores de su Maestra Helena Blavatsky, ambas dirigentes de la Sociedad Teosófica- tiñen de manera determinante el pensamiento de los libros fundamentales de crecimiento personal que han aparecido en Occidente durante las últimas décadas.



Hace casi un siglo, Bailey empezó a transcribir las enseñanzas su maestro, Djwal Kool, “el Tibetano”, dicho maestro le reveló la estructura de todo el universo conocido y desconocido en función de Siete Rayos de cualidades bien concretas. Dichos rayos además de estar presentes en los objetos “inanimados” también determinan los campos de tu personalidad agregada, tu campo mental, emocional y físico.

Además de describir las características de estos cuatro campos, va más allá y afirma que tu Alma individual también se ve afectada por la cualidad de un rayo concreto lo cual guarda una relación directa con tu propósito individual.

Hasta finales del siglo pasado, sin un maestro muy avanzado en este sendero concreto, llegar a conocer cuales eran tus rayos era una tarea árdua que requería de largas cuarentenas de meditación sobre todos los campos de ti mismo en relación a las cualidades de todos los rayos. Por fortuna, hace no muchos años y después de décadas de estudio, la Escuela Huber de Astrología Psicológica pudo correlacionar con gran precisión la composición de tus rayos a partir de tu carta natal.

Los Siete Rayos
Las características principales de cada rayo independientemente del campo al que se apliquen serian:
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Los cinco campos de tu Ser

El funcionamiento del cuerpo humano es increíblemente complejo, como cualquier texto médico puede confirmar. Pero como sabemos, el Ser humano es mucho más que su cuerpo. El cuerpo de hecho, es el aspecto menos importante del sistema de energía humano - el aspecto más alejado del Yo esencial.


Para comprender al individuo real en su totalidad Hay que reconocer y estudiar profundamente la naturaleza de su cuerpo, sus emociones, su mente, su personalidad agregada y, por último, su Alma o Ser Espiritual.

Estos aspectos del ser humano existen, de acuerdo a la Escuela Arcana, en forma de "campos", del alguna forma análogos a los campos magnéticos o eléctricos que rodean e interpenetran a los objetos magnetizados o cargados eléctricamente. Las características y funciones de cada uno empezando del más denso al más sutil seria la siguiente:


Campo Físico

Algunas de las funciones clave de tu campo físico son el movimiento, la acción, la coordinación, la recepción, la expresión, la vitalización y el anclaje. A menudo se repite en las Enseñanzas de la Sabiduría Perenne, que el cuerpo físico no es un principio, sino un autómata. Al hablar del campo físico, además de referirse al cuerpo físico que podemos ver y tocar, se está refiriendo también a un campo etérico o energético invisible pero que se puede sentir. Para la Escuela Arcana, el campo etérico es el verdadero cuerpo físico, y sus movimientos son responsables de las actividades más tangibles de su contraparte física y densa.



Mientras que en un sentido esotérico estricto, este vehículo es el menos importante, en nuestro actual etapa de evolución (y especialmente durante la encarnación) influencia nuestra vida profundamente. Comprendido y utilizado apropiadamente puede ser un instrumento de manifestación inestimable; mal comprendido y maltratado resultará ser una gran limitación, frustrando la demostración en el plano físico del individuo real y subjetivo.


Campo Emocional

El campo emocional tiene dos niveles principales: El superior, o nivel de los sentimientos potencialmente conscientes y en un nivel más inconsciente se encuentran las emociones. Como son inconscientes pero quieren ser vividas, muchas veces son compulsivas. Esto significa que, cuando recibimos un estímulo emocional, sencillamente reaccionamos. En el nivel superior consciente de los sentimientos encontramos los patrones que nos sirven para explicar las emociones. Así como el cuerpo etérico vitaliza al cuerpo físico, también tenemos unos sentimientos potencialmente conscientes que, en cierto modo son el motor de las emociones que vivimos. Si profundizamos más en el Campo Emocional podemos ver que tiene las siguientes funciones clave: deseo, contacto, apego, aspiración, evaluación, atracción, repulsión, miedo, humor -elevación y depresión emocional- y equilibrio.



Campo Mental


Durante décadas, científicos de todos los campos han realizado complejos estudios de las funciones mentales, pero sin llegar a un consenso acerca de la verdadera naturaleza de la mente. ¿Es el cerebro un producto de la fisiología? ¿O es una facultad o principio cuya existencia es independiente (aunque interactuante) de la substancia del cerebro? La Escuela Arcana y todas las tradiciones de Sabiduría Perenne apoyan esta última perspectiva. Estos procesos son reflejados -ya que tienen su correlato físico- en los procesos cerebrales, de ahí la posibilidad de confusión.


Por tanto, la siguiente aproximación a la comprensión de la mente será cognitiva y psicológica más que fisiológica. Quienes han estudiado y meditado a fondo sobre su mente y sus procesos describen las funciones clave, operaciones y dinámicas características del campo mental del siguiente modo: creación de formas de pensamiento, poder de fijación del pensamiento, concentración, análisis, síntesis, asociación, conjuntación, clasificación, comparación y contraste, deducción e inducción, correlación, detección de causas y efectos, manipulación, ordenación, combinación, generalización y particularización, visualización creativa, señalización y designación, simbolización, memoria e intuición.



Campo de la Personalidad


Alice Bailey afirmaba que de igual modo que no todo las personas se expresan a sí mismas como Almas -porque no han alcanzado el alineamiento entre Alma y personalidad- tampoco todas las personas son personalidades. A menos que los tres vehículos o campos inferiores hayan sido integrados con éxito y pueden operar simultáneamente con eficiencia, no es técnicamente correcto describir al ser humano en cuestión como una personalidad.






Sin embargo, incluso con antelación al momento de la completa integración de la personalidad, comienzan a ocurrir momentos transitorios de integración; en tales ocasiones uno puede ver a la "personalidad" en acción, y puede detectar la cualidad de rayo que eventualmente se manifestará con relativa consistencia, una vez que la fusión de la mente, las emociones y la naturaleza físico-etérica sea un hecho consumado e irrevocable.






Dentro de las enseñanzas trascendentales, la personalidad ocupa un lugar ambiguo, porque tanto es valorada como depreciada. Por un lado, es el instrumento de expresión más valioso del Alma sintetizando los tres campos inferiores - los campos mental, emocional y físico. Por otro lado, es la principal oposición al Alma, impidiendo, bloqueando o distorsionando su expresión en este mundo terrenal.


Más concretamente, podemos considerar la dinámica positiva de la personalidad como el principal medio de:






o Expresión del Alma en este mundo


o Integrar los campos mental, emocional y físico y su resultado


o Coordinar y dirigir la actividad del plano físico


o Establecer la identidad del ego inferior, o identidad personal


o Establecer auténtica autonomía, distinción de la masa y originalidad


o Establecer la vocación preliminar






Y podemos considerar su dinámica negativa como el principal medio de:


o Obstaculizar el camino del (y hacia el) Yo Superior


o Evadir o no lograr responder a la "llamada superior"


o Limitar la expansión y rehusarse a crecer


o Expresar egoísmo y separatividad


o Ser egocéntrico y autoreferirse



Campo del Alma


El Alma en su propio plano es una entidad de gran desarrollo espiritual. Los principales intereses de esa entidad están bastante más allá de la común comprensión humana, y sólo son brevemente sugeridos en un pequeño número de pasajes de los libros del Tibetano. El Alma humana encarnada resulta afectada de siete modos diferentes, dependiendo de la cualidad de su rayo. Se puede reconocer la influencia del Alma en la medida en que afecta al crecimiento y desarrollo espiritual del ser humano en la vida diaria. A efectos prácticos y psicológicos dicha influencia se puede ver como la fuente de:






o El mayor servicio y contribución


o La verdadera vocación de uno


o El autodesinterés y altruismo propios


o La verdadera consciencia de uno mismo


o La actividad más gozosa


o El mayor sentimiento de significado


o El sentido de lo sagrado


o Los "deseos del corazón"






La naturaleza de tu propósito individual


Es de la más completa importancia que comprendas conscientemente quién eres. Tantas personas que afirman ser simplemente "ellas mismas" están realmente viviendo instintiva e inconscientemente, respondiendo a la vida con sólo una fracción de ellos mismos. Cuando dicen que responden espontáneamente a las impresiones, están simplemente respondiendo irreflexivamente. Responden de esa manera porque no tienen ningún concepto de su modelo de energía, o de cómo se relaciona con los modelos de energía de los demás, o del modelo de energía que está siendo expresado en su entorno como un todo.






El enfoque hacia el propósito de tu vida demanda un agudo conocimiento de tu modelo de energía individual. Esto no significa que debas enfocarte de modo narcisista sobre ti mismo , sino que deberías comprender el modelo del sistema de energía propio (el modelo arquetípico espiritual, y el modelo personal), igual que un experto piloto comprende la estructura, el propósito y las limitaciones del aeroplano en el que vuela, o como un virtuoso comprende la función de cada parte de su instrumento musical, así como la forma de cuidarlo, como afinarlo y como manejarlo para que se convierta en el mejor vehículo posible para la expresión de su musicalidad.






Desde luego, el instrumento humano es mucho más delicado, complejo y expresivo que cualquier instrumento hecho por el hombre. Y mientras que es bastante fácil alcanzar una "distancia objetiva" de cualquiera de éstos, es muy difícil distinguir el verdadero Yo (el Yo Transpersonal o Alma) de la mente, emociones y naturaleza física propias del propio 'instrumento' personal. Las más habilidosas manipulaciones ejecutadas por el más logrado virtuoso no son nada comparadas con la tarea de 'tocar' consumadamente las energías y fuerzas de un instrumento humano afinado espiritualmente.






Cada uno de nosotros tiene un propósito único en la vida. Hay algo que debes ser, algo que debes hacer. Cada uno de nosotros tiene (o más bien, es) un arquetipo espiritual que debe ser expresado en el tiempo y el espacio. Todos nosotros somos partes integrales e inseparables de una gran y totalmente inclusiva ENTIDAD, y se espera que cooperemos en SU propósito creativo manifestando nuestra naturaleza arquetípica.






En nuestro presente estado de evolución, sin embargo, es fácil olvidar que cada uno de nosotros, esencialmente, es un arquetipo espiritual. Los mundos superiores no son fácilmente accesibles a la consciencia condicionada por el cerebro, e incluso en nuestros momentos más exaltados, resulta más fácil pensar que tenemos un arquetipo espiritual a pensar que somos un arquetipo espiritual. Aunque esta distinción es filosóficamente esencial, no tenemos por que preocuparnos demasiado por ella con tal que aprendamos a reconocer y manifestar ese arquetipo espiritual.






De todos los numerosos propósitos que pueden animarte como ser humano, tu propósito más profundo es manifestar tu arquetipo espiritual. Este arquetipo espiritual (el cual es tu verdadera -aunque no última- identidad individual) puede desde un punto de vista esotérico ser considerado un patrón sutil de energías diferenciadas a partir de las cualidades de tus rayos en los cinco campos arriba descritos.






La tarea ante cada uno de nosotros es muy simple de comprender, no importa lo difícil que pueda ser realizarla. Debes simplemente hacerte consciente de tu modelo único de energías, y ser fiel a ese modelo, actualizando de ese modo quien y lo que ya eres en esencia.






Tu mayor alegría y tu mayor responsabilidad espiritual es volverte quien realmente eres, lo que significa expresar totalmente tu arquetipo espiritual - tu modelo e identidad espiritual.






Desafortunadamente, la mayoría de nosotros, incluso si somos relativamente inteligentes, no reconocemos el verdadero patrón de nuestra identidad espiritual, ni reconocemos realmente nuestro lugar y función en el esquema más vasto de las cosas. A menudo ni siquiera reconocemos el patrón de nuestra identidad personal (que es un patrón menor sobre el que debe ser impuesto el modelo espiritual). Nuestro usual sentido de identidad es por tanto extremadamente limitado. Nuestro nombre, raza, nacionalidad, religión, origen familiar, unas pocas relaciones personales y grupales, y nuestra vocación mundana y pasatiempos a menudo definen los límites de nuestro autoconcepto. Si trabajamos bajo tal limitación de consciencia, nuestra respuesta a la vieja pregunta - "¿Quién soy?" - será siempre inexacta, limitada y confusa.






Nuestra responsabilidad espiritual es la expresión de nuestra verdadera identidad. En esto no hay nada de egoísta. En vez de eso, al hacerlo estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad hacia el todo mayor. Cada entidad dentro de la mayor ENTIDAD es un único patrón o diseño que debe expresarse a sí mismo si la totalidad del Diseño Universal ha de manifestarse. Por eso, si fallamos en descubrir quienes somos, o fallamos en manifestar lo que descubrimos, el Gran Todo queda empobrecido debido a nuestra estupidez o nuestra negligencia.






Por tanto, de alguna manera, a pesar de toda nuestra pequeñez e insignificancia, somos extremadamente significantes. Somos patrones irreemplazables dentro del Gran Patrón. ¡Estamos, literalmente, destinados a SER! Estamos destinados a manifestar nuestro verdadero Yo y la función de la psicología esotérica a través de los Siete Rayos es hacerlo posible.









NVA

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