lunes, 12 de enero de 2015

DAR A LUZ. UNA INICIACIÓN DIVINA

Si uno se acerca al parto con un corazón abierto, puede ser una de las experiencias más asombrosas y transformadoras de su vida. Hay que superar el condicionamiento social que está basado principalmente  en temores e ignorancia. Debemos prepararnos para esa experiencia en un nivel físico, mental y espiritual. Físicamente, nos preparamos cuidando nuestra salud y cuerpos durante todo el embarazo. Al acercamos al final del embarazo, comemos muchas hojas verdes para fortalecer nuestra sangre y energías vitales. Las caminatas diarias ayudan a mantener nuestro cuerpo activo. Nuestras energías se dirigen hacia ejercicios de movimiento, respiración y visualización. 


En un nivel mental, emocional y espiritual, hay una gran variedad de prácticas pero sobre todo y por siempre: Respire. Para la mujer embarazada es más fácil inhalar por la nariz y exhalar por la boca; así, comenzamos… lentamente, inhalando por la nariz… exhalando por la boca… inhalando por la nariz… exhalando por la boca… inhalando por la nariz… exhalando por la boca… inhalando por la nariz… exhalando por la boca… repetida veces.

La respiración es la fuente de la energía vital, el conocimiento y la transformación. Si no hacemos nada más que respirar conscientemente durante todo el parto, hemos hecho lo mejor posible. Así, el acto consciente de la respiración, frente a toda distracción posible – sea mental o físico – es el mejor método de vivenciar el nacimiento. 

Consideremos el concepto de una “contracción”.  Mientras los músculos uterinos están contrayéndose, la cérvix se está abriendo. Pues la mente tiende a ser muy literal, si nos concentramos en una “contracción” nuestro cuerpo se tensará, contrayendo más los músculos, aumentando  el temor y  disminuyendo la respiración. Por otro lado, si nuestra concentración se enfoca en una “expansión”, la experiencia será distinta; se relajarán más los músculos, aumentará la respiración y el flujo de oxigeno y principalmente le dará bienestar a la mamá.
   

La " segunda etapa" del nacimiento comienza cuando el cérvix se dilata completamente (a 10 cm) y a la vez la mujer tiene un impulso natural de pujar. Se alcanza el puje óptimo cuando ambos factores estén presentes. Hay un momento transitorio y natural en que se alcanza la dilatación completa permitiendo que la cabeza del bebé descienda al área del sacro buscando acomodo. Este periodo puede durar de dos a sesenta minutos hasta que la cabeza llegue a presionar el mismo nervio que avisa al cuerpo la necesidad de defecar urgente. Durante esta transición las expansiones a menudo se distancian o, a veces incluso pueden detenerse por un tiempo, permitiendo que el cuerpo recarge la energía para el puje final. (Nota: en algunos casos, las mujeres sentirán el impulso urgente de pujar antes de que el cérvix se dilate por completo. Esto es causado por el rápido descenso de la cabeza. Las técnicas especificas de respiración son muy útiles en esos momentos para permitir que el cérvix termine su dilatación y así evitar la hinchazón de éste o el daño cervical.) Muchas veces sucede que animan a las mujeres comenzar la etapa de pujar tan pronto alcanza la dilatación completa. En muchos casos esto lleva a una etapa de pujar ineficaz y prolongada, llevando a agotar las reservas de energía de la mujer. Si no hay señal de sufrimiento fetal (verificado por el latido cardiaco del bebé y su líquido amniótico), se debería respetar esta pausa natural regeneradora en el proceso de dar a luz. 

Su bebé está en la puerta de entrada al mundo. Recuerde que éste es su nacimiento – somos simplemente el medio por el cual nace. Claro, es con nuestras  acciones y esfuerzos que llegan a Ser, pero ellos también están experimentando este proceso intensamente. En la etapa del pujo final, están pasando de un ambiente de agua a un ambiente de aire. Las moléculas del aire son considerablemente más pequeñas y livianas que las del agua, por esto, el canal de nacimiento pélvico y el cuerpo fetal fueron diseñadas divinamente para permitir un proceso de descompresión por el cual el exceso de líquidos internos se podrían exprimir antes de entrar a la atmósfera más ligera. Mientras la cabeza fetal desciende por el arco pélvico, las placas craneales se sobreponen exprimiendo la presión intracraneal. Lo mismo sucede con los pulmones y la cavidad abdominal mientras que el bebé pasa por el pelvis completo. ¡Oh!, la belleza de la arquitectura divina. 
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A continuación viene el segundo alumbramiento: la placenta. Esto se conoce técnicamente como la “tercera etapa.”   La “cuarta etapa” comienza después del alumbramiento de la placenta y dura, por lo menos, cuatro horas más. Ambas etapas son de vital importancia para la seguridad y salud de la madre y por ello son dignas de igual atención e importancia.

Ahora que mi bebé ha nacido, la sabiduría interna de mi cuerpo sigue siendo sana y fuerte. Muy pronto después del nacimiento de mi niño o niña, mi útero suelta su apego por la placenta y ésta nace fácilmente. Mi útero continúa siendo activo en su proceso de cerrar todos los vasos sanguíneos que estuvieron conectados con la placenta, sigue siendo firme y fuerte dentro de mi abdomen. El resto de mi cuerpo sabe que el proceso de dar a luz ha terminado y mis vasos sanguíneos y energía muscular se redirigen hacia mi salud y fuerzas personales. Mientras mis energías se conservan naturalmente de esta manera, fácilmente me concentro en amamantar a mi hijo o hija recién nacido. Disfruto el comienzo de esta conexión y así mi calostro fluye con la primera succión de mi bebé.
“Muchas mujeres describen sus experiencias de dar a luz como una elevación espiritual, el poder del cual nunca antes habían tenido conocimiento... Para tales mujeres el parto es un monumento de alegría dentro de su memoria. Se vuelve a él en el pensamiento de buscar nuevamente un éxtasis que pasó demasiado rapido.” ~ Grantly Dick-Read,Parto Sin Temor

“No es sólo la creación de bebés, sino la creación de madres que las matronas ven como el milagro del nacimiento.” Barbara Katz Rothman

“El cuerpo femenino tiene su propia sabiduría, y un sistema de nacimiento refinado por más de 100.000 generaciones no es tan fácil de dominar.” ~ Sarah Buckley

“Así como el corazón de una mujer sabe cómo y cuándo latir, sus pulmones saben cuando inhalar, y su mano sabe cuando retirarse del fuego, así también, sabe cuándo y cómo dar a luz.” ~ Virginia Di Orio

“Dar a luz me dió el drama que siempre anhelé, la emoción de asomarse al borde primordial de la creación, la emoción de lo inesperado. ~ Peggy Vicente, Baby Catcher

“Dar a luz es la más profunda iniciación que puede tener una mujer a la espiritualidad.” ~ Robin Lim

“El nacimiento es lo más seguro de la vida.” ~ Harriette Hartigan

Trescientas mil mujeres se darán a luz con usted hoy día. Relájese, respire y no haga nada más.

Enhorabuena.




http://www.maternidadconciente.org/daraluz.php
NVA

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