Érase una vez una bonita aldea donde vivía un hombre al
que todos, o casi todos, consideraban como sabio. Decían los habitantes del
lugar que aquel hombre conocía todo cuanto podía ocurrir en la tierra y como
siempre pasa en la vida eso desataba también envidias entre algunos.
Así un día dos niñas decidieron poner a prueba al sabio.
Y una de ellas le dijo a su amiga:
- Vamos a hacer lo siguiente: yo atraparé a una mariposa
con la mano y le preguntaré al maestro “maestro, la mariposa ¿está viva o está
muerta?” Si me responde que esta viva apretaré la mano y la mataré de manera
que al abrir la mano vean todos que se ha equivocado y no es tan sabio,
mientras que si me responde que está muerta abriré la mano y la dejaré volar,
con lo que también todos verán que se ha equivocado.-
Y tras las risas alegres de pensar que tenían el modo de
dejar en ridículo al sabio, se acercaron al él y una de ellas le mostró el
brazo extendido con el puño cerrado como si contuviera algo, y preguntó al
maestro:
- Maestro, tengo una mariposa en mi mano. Usted que lo
sabe todo, la mariposa ¿está viva o está muerta?
A lo que el sabio respondió:
- Eso hija mía … ... depende de ti.
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