miércoles, 28 de enero de 2015

LOS CÍRCULOS VICIOSOS DE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS

Cuando perdemos el equilibrio emocional, se obstaculiza la fuente vital en nuestro interior y, tapándose esta fuente, se dificulta la percepción de las aportaciones que recibimos de las fuerzas de la naturaleza: los Elementos Agua, Madera, Fuego y Metal. Debido a ello, experimentamos en la vida personal (Elemento Tierra) la cara destructiva de dichas fuerzas naturales. Esta cara se manifiesta cuando no recibimos sus aportaciones por lo que nos encontramos insatisfechos -al sentirnos incapaces de ser como somos- y acumulamos sentimientos y pensamientos negativos.
Dejándonos llevar por nuestros sentimientos negativos, nos enredamos automáticamente en unos círculos viciosos que se explican perfectamente al tener en cuenta la dinámica vital. La confianza en la Vida (Agua) se convierte en miedo. La naturalidad, imaginación, generosidad y creatividad (Madera) se convierten en frustración, cabreo y egoísmo. Nuestro amor y conciencia (Fuego) se convierten en ansiedad, prepotencia y agresividad. Y la seguridad existencial (Metal) se convierte en desamparo, soledad, inseguridad, tristeza y afán de control. 


 El origen de los círculos viciosos

Al conocer las explicaciones del I Ching sobre las fuerzas de la naturaleza (Elementos) que determinan el estado vital (Elemento Tierra) del ser humano, y poder esquematizar la dinámica vital en un diagrama sencillo en el que están representadas las características de los Elementos, se facilita tomar conciencia de la relación entre unas cosas y otras, ver el fondo de la cuestión y comprender muchas cosas aparentemente inexplicables sobre nuestro estado emocional.
Con respecto a las características de los Elementos, la información del I Ching enseña cuáles son las condiciones vitales y las actitudes ante la vida que hacen que aprovechemos las aportaciones de las diferentes fuerzas naturales. Y gracias a la medicina china se sabe cuáles son las cualidades humanas y las facultades mentales que se benefician de dichas aportaciones. 
Además, al conocer los datos acerca de las funciones globales de los órganos correspondientes a los Elementos y asimismo los sentimientos y comportamientos que expresan la recepción, o no, de sus influencias beneficiosas, la Inteligencia de la Vida da pistas sobre cómo actúa la “inminente animación orgánica” en las circunstancias dinámicas dadas. 
Dichos datos me han permitido explorar la procedencia de las diferentes clases de problemas globales y asimismo desentrañar cómo superarlos con la ayuda de las fuerzas naturales. Para dar un ejemplo de lo que se revela de este modo, a continuación voy a señalar los círculos viciosos que se producen en la dinámica que surge al perder el equilibrio Yin-Yang. Y en los otros artículos de este bloque daré una visión panorámica de las consecuencias fundamentales de los diferentes círculos viciosos para el estado vital del ser humano (Elemento Tierra).
Si estamos centrados, recibimos las aportaciones correspondientes a las fuerzas de la naturaleza en nuestro fuero interno, por lo que nos inspiramos, vitalizamos y renovamos constantemente.
Esto se debe al principio Yin-Yang. Es decir, esto ocurre gracias a las interacciones entre lo Creativo y lo Receptivo de la dinámica auto-reguladora que tienen lugar en los ejes vertical y horizontal del Ciclo Cosmológico.

La dinámica auto-reguladora del Ciclo Cosmológico

Pero si nos descentramos, nos apartamos automáticamente de dicha dinámica por lo que, en vez de regular y regenerarnos, nos congestionamos. Al congestionarnos físicamente, los líquidos corporales se hacen densos por lo que se obstruye el fluir de los procesos fisiológicos normales. Análogamente, al congestionarnos emocionalmente se forman obstáculos que obstruyen el fluir del Elemento Agua. De manera que dichos obstáculos obstruyen la fuente vital de lo Creativo en nuestro interior. 

Al obstruirse dicha fuente, se dificulta que percibamos y acojamos las aportaciones de las fuerzas naturales por lo que disminuyen paulatinamente la seguridad (Metal), confianza (Agua), imaginación (Madera), el amor y la conciencia (Fuego) que necesitamos para realizarnos de manera satisfactoria. De modo que surgen sentimientos negativos que, si nos dejamos guiar por ellos, dan lugar al desarrollo de una dinámica que va obstruyendo cada vez más la fuente vital en nuestro fuero interno.


La disposición pentagonal de los Cinco Elementos
En el diagrama de la disposición pentagonal de los Cinco Elementos se visualiza que al perder el equilibrio Yin-Yang, la interacción fluida entre los Elementos Agua, Tierra y Fuego se ha convertido en un triángulo. Lo mismo ha ocurrido con la interacción fluida entre los Elementos Madera, Tierra y Metal (2º triángulo). Y además, al desvincularse el Elemento Tierra de la interacción entre lo Creativo y lo Receptivo en los ejes horizontal y vertical del Ciclo Cosmológico, se forman tres triángulos más: entre los Elementos Agua, Fuego y Metal (3er triángulo), entre los Elementos Madera, Tierra y Agua (4º triángulo), y entre los Elementos Madera, Fuego y Metal (5º triángulo).  Dichos triángulos crean los círculos viciosos que surgen al desvincularnos de la dirección, inspiración y conciencia que encontramos cuando nos mantenemos en el centro de la interacción entre los Elementos Agua y Fuego. Además, la forma de estos triángulos sugiere el hecho de que se producen conflictos debido a las “puntas de lanza” que apuntan a determinado Elemento en los diferentes círculos viciosos, minando sus aportaciones beneficiosas respectivas y construyendo "cubos de basura" donde se guardan los sentimientos y pensamientos negativos producidos por los conflictos.

Las puntas de lanza


La punta de lanza del triángulo Agua, Fuego y Tierra apunta al Elemento Agua, visualizándose así que este círculo vicioso va minando las aportaciones del Elemento Agua. Así que, se obstaculiza la fuente vital (Agua) en nuestro interior por lo que nos descentramos también en el eje horizontal, creándose además otro triángulo entre los Elementos Tierra, Metal y Madera que, apuntando al último, mina las aportaciones del Elemento Madera (nuestra naturaleza, la naturaleza y los procesos naturales).

De modo que se producen así unas condiciones de vida en las que nos desvinculamos de la inspiración y dirección de nuestro verdadero ser (Agua) y prescindimos de los recursos que surgirían de forma natural gracias a nuestra naturaleza y los procesos orgánicos (Madera). Viviendo en dichas condiciones, provocamos que las circunstancias (Metal) vayan a dirigir nuestros actos por lo que perderemos el contacto con nosotros mismos (Tierra), enredándonos en el círculo vicioso Metal, Fuego y Agua que mina las aportaciones constructivas del Elemento Fuego (corazón y mente) y hace que nos volvamos en contra del espíritu humano (Agua) y actuemos de manera inhumana en nuestro entorno (Metal). Provocamos así tres tipos de conflictos (determinado por las características del Elemento atacado por la punta de lanza) por lo que producimos tres clases de basura (determinada por las características de los Elementos que forman la base de dicha punta de lanza).

La situación creada por el 3er círculo vicioso produce normalmente un malestar profundo por lo que entramos en crisis. Si afrontamos dicha crisis emocional y/o existencial, nos daremos cuenta de que nos hallamos perdidos, tomando conciencia del nuevo círculo vicioso que se ha creado. Éste consiste en una dinámica destructiva entre los Elementos Agua, Madera y Tierra (4º triángulo) que mina las cualidades de autorrealización y reflexión del Elemento Tierra.
Pero si no nos paramos para reencontrarnos a nosotros mismos (Madera) y limpiar nuestra fuente vital (Agua) de los sentimientos negativos que la obstruyen, se provoca la aparición de un círculo vicioso formado por los Elementos Metal, Fuego y Madera (5º triángulo) cuya punta de lanza destruye literalmente las condiciones vitales a nuestro alrededor (Metal).
En la medida en la que nos enredemos en dichos círculos viciosos, nos encontraremos insatisfechos y confusos y nos haremos conflictivos. Hasta que no nos paremos para poner nuestra vida en orden y centrarnos, pasaremos de un círculo vicioso al siguiente sufriendo los síntomas de cada uno de ellos. Al principio levemente y ocasionalmente, pero si este sufrimiento no hace que reflexionemos y rectifiquemos cuando se activa determinado Elemento, volveremos a pasar por el mismo círculo vicioso. Como un círculo vicioso es la "madre" del siguiente, de este modo convertiremos el recorrido natural por las influencias beneficiosas de los Elementos en un recorrido por nuestros círculos viciosos, siempre que no nos paremos para equilibrarnos interiormente. Además, los síntomas de cada círculo vicioso se agravan en cada nueva vuelta.
Dejándonos llevar por nuestros sentimientos negativos, nos enredamos automáticamente en una dinámica destructiva. 
La falta de seguridad existencial (Metal) produce desamparo, soledad, tristeza, falta de confianza y afán de control. La falta de confianza en nosotros mismos y en la Vida (Agua) produce miedo por lo que nuestra fuente de autenticidad, imaginación y creatividad (Madera) se convierte en fuente de frustración, malestar, enfado y agresividad. Al no confiar en nuestra Fuente de Vida (Agua) y dejándonos llevar por el miedo, nuestro potencial de amor (Fuego/corazón) se convierte en fuente de desasosiego, sumisión y ansiedad, mientras que nuestro potencial de conciencia (Fuego/mente) se convierte en fuente de autoengaño, prepotencia y egoísmo.
El caos está servido.


NVA

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