La
realidad que creemos que es no deja de ser dura, no terminamos de entender porque del sufrimiento diario y constante, que no llegamos nunca a comprender.
Éste por unos motivos una veces, por
otros motivos otros, parece no dar tregua.
En la
vida pasamos por muchas etapas, unas mejores que otras, mejores para unos,
peores para otros, pero es algo que compartimos todos los seres humanos y en
todas permanece inequívocamente estable el deseo de lo que no tenemos y la
infravaloración de lo que si tenemos, pero siempre permanece nuestra búsqueda…
y ese anhelo de felicidad que creemos no llega nunca.
Para Buda este es
el sentido de la vida: la liberación del sufrimiento.
Despojarnos no
sólo del sufrimiento en esta vida, sino también del acumulado en vidas pasadas
(karma) y dejar, finalmente, de reencarnarnos, para ser libres por siempre. “La
experiencia de la vida nos enseña a cambiar, a mejorar, a apaciguar nuestros
deseos, a equilibrar el alma. Poco a poco nos vamos haciendo más comprensivos
con nosotros mismos y con los demás, más autoconscientes, más despiertos. Sin
duda, eso es algo a lo que aspira toda persona espiritual, esto es, a su evolución”
Aurobindo nos
habló de la Evolución
Futura del Hombre, de una especie de ascensión de la
consciencia que nos va liberando del Egotismo y nos ubica en el Yo-Verdadero,
ese que aspira a lo Divino, a la
Unión de su Ser con el Ser Cósmico.
Quizá todo esto
parezca arduo, costoso... una tarea para la que se requiere muchísima
dedicación, quizá de cientos de vidas errando y aprendiendo, adquiriendo el
conocimiento de la Verdad
de la condición humana y espiritual. Quizá tengamos bastante con un poco de paz
interior, de equilibrio, de prosperidad, de dicha. ¿Por qué pedir más?
Quizá sea suficiente con estar agradecidos por la vida,
con ir superando, sin prisa pero sin pausa, los pequeños y grandes obstáculos
que el existir nos presenta. Puede ser suficiente con valorar esas pequeñas
cosas que nos ocurren y que, por un segundo, nos hacen sentirnos felices y
plenos. Pero no habrá liberación sin lucha. El precio de la libertad es
esfuerzo y sufrimiento.
Ese fue el precio que pagó Jesús.
Y ese es también el precio nuestro.
NVA
No hay comentarios:
Publicar un comentario