Sin darnos cuenta, podemos estar inmersos en relaciones con personas manipuladoras que cambian nuestro modo de pensar o de actuar, por su propio bien.
Existen diferentes “categorías” dentro de los manipuladores,
según el control que ejerza ese individuo sobre nosotros. Si esa presión es muy
grave, los expertos la denominan: “perversidad narcisista”.
Seguramente conozcas personas que manipulan a sus parejas, a
sus hijos, a sus amigos, etc. Este tipo de personalidad existe en todas las familias y
no siempre estamos al tanto de la situación. Es más, hasta podemos ser víctimas
de personas manipuladoras ahora mismo y no saberlo.
Los perversos narcisistas, como llaman algunos
psicólogos a este perfil, son aquellos que constantemente están diciendo al
otro qué tiene que hacer, de una manera sutil (o no), pero con
una efectividad que realmente asusta, a la vez que coartan su libertad.
Estas personas, a su vez, pueden tener otro tipo de
comportamientos negativos, como por ejemplo, excesos emocionales de todo tipo, conductas agresivas
y amenazantes, continuas faltas de respeto y desprecios.
Cuando se habla de un individuo perverso, lo es las 24 horas
del día, sin distinción. La relación con su víctima se ha determinado de esa
manera y no hay nada que pueda cambiarla, a menos que el que está sufriendo la
manipulación empiece a querer modificar la situación.
Sobre todo en las relaciones de pareja con una
persona manipuladora, puede pasar mucho tiempo hasta que la víctima se da
cuenta de lo que ocurre. Ésta no desea escuchar lo que le dicen sus
seres queridos, cree que todo el mundo está equivocado, que la otra persona lo
hace porque la quiere, que puede tomar sus propias decisiones, que no le tiene
miedo, etc.
En algún momento, aún no está claro por qué, la persona que
sufre las garras del manipulador se despierta de ese
adormecimiento.
Imagina por un instante lo que realiza la araña con su
presa: la envuelve en su tela, hasta que finalmente se alimenta de ella. Algo
similar ocurre con los manipuladores y la energía positiva de su “presa”.
Más allá de decir que la víctima de un
manipulador tiene carencias o problemas, debemos indicar que el perverso narcisista
es quién necesita ayuda también.
Si bien en las relaciones todos nos complementamos, el que
tiene más para perder es el manipulador, no el manipulado. Esto es así, ya que
está “consumiendo” algo que la víctima tiene, como puede ser capacidad
intelectual, bondad, carisma, solidaridad, autoestima, amistades, trabajo,
salud, etc.
Siempre hablamos de las características de las personas
manipuladoras y de cómo darnos cuenta si alguien nos está controlando, pero
nunca ponemos en tela de juicio por qué esa persona reacciona de esta manera, qué es
lo que está necesitando y de qué forma pide ayuda. No estamos con esto diciendo que no
sea responsable o culpable de sus actos, sin embargo, habría que analizar qué
traumas o problemas del pasado lo han llevado a actuar de esa manera o cuáles
son sus necesidades más profundas.
Cuando un perverso narcisista se encuentra con
alguien fácil de gobernar, es donde puede poner en práctica o depositar todos
sus traumas. Sin ánimos de ofender a
nadie, un manipulador actúa cuando la víctima lo permite. No siempre esto
ocurre a propósito por parte del manipulado y hasta hay casos en los que el
victimario tampoco se da cuenta.
El perverso envidia aquello que el otro tiene, por ello utiliza sus
herramientas para tomárselo. La víctima no puede ver las maniobras usadas en su
contra, está ciega de tan enamorada, no toma las acciones del otro como
algo negativo, etc.
Pero esto puede influir en su mente y en sus emociones, lo
mismo que ocurre con una gota que cae sobre una piedra, tras miles de años la
termina desgastando.
Cuando un manipulador se encuentra con una persona segura de
si misma, que sabe lo que le gusta, tiene sus propias opiniones sobre ciertas
cosas y hasta le ha ocurrido algo malo con un perverso narcisista antes, cuenta
con más armas a su disposición para no permitir que las telas de la araña lo
envuelva.
Pero atención, que nadie está 100% inmune de este tipo de personalidades,
ya que algunos saben a la perfección como hacer un “trabajo fino” y casi
imperceptible, hasta que el otro se convierte en una marioneta.
Ten mucho cuidado con las personas con las que te
relacionas. No es cuestión de sentirte amenazado o perseguido todo el tiempo,
pero si de caminar por senderos seguros.
No dudes tampoco en hacer un trabajo de introspección para
determinar, de manera objetiva, si puedes llegar a tener una personalidad que
se puede manipular fácilmente.
http://lamenteesmaravillosa.com/como-se-relacionan-las-personas-manipuladoras/
Autora: Yamila Papa
NVA
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