El desapego se basa en las premisas de que cada persona
es responsable de sí misma, en que no podemos resolver problemas que no nos
corresponde solucionar, y que preocuparnos no nos sirve de nada. Adoptamos una
política de no inmiscuirnos en las
responsabilidades de otras personas y en vez de ello, atender a las nuestras.
Si la gente se ha fabricado desastres a sí misma, le
permitimos enfrentar las consecuencias. Le permitimos a la gente ser como es en
realidad. Le damos la libertad de ser responsable y de madurar.
Y nos damos a nosotros mismos la misma libertad. Vivimos
nuestra propia vida al máximo de nuestra capacidad. Luchamos para discernir qué
es lo que podemos cambiar y qué es lo que no podemos cambiar.
Dios
mío,
dame
serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
valor
para cambiar las cosas que sí puedo cambiar,
y
sabiduría para saber distinguirlas.
Plegaria de la Serenidad.
Si no podemos solucionar un problema después de
intentarlo seriamente, aprendemos a vivir con ese problema o a pesar de él. Y
tratamos de vivir felices, concentrándonos heroicamente en lo que de bueno
tiene la vida hoy, y sintiéndonos agradecidos por ello. Aprendemos la mágica
lección de que sacarle el máximo provecho a lo que tenemos multiplica lo bueno
en nuestras vidas.
El desapego implica ”vivir el momento presente” vivir en el aquí y en el ahora -. Permitimos
que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de
controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por
el futuro. Sacamos el mayor provecho a cada día.
El desapego también implica aceptar la realidad, los
hechos. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden
natural y en el destino de las cosas en este mundo.
Nos liberamos de nuestros pesares y preocupaciones y nos
damos a nosotros mismos la libertad para disfrutar de la vida a pesar de
nuestros problemas no resueltos.
Confiamos en que todo está bien a pesar de los
conflictos. Confiamos en que Alguien más grande que nosotros sabe, ha ordenado
y se preocupa de lo que está sucediendo. Entendemos que este Alguien puede
hacer mucho más por resolver el problema que nosotros. De modo que tratamos de
no estorbar su camino y dejar que Él lo haga. A su tiempo, sabremos que todo
está bien porque vemos cómo las cosas más extrañas (y a veces, las más dolorosas)
se solucionan de la mejor manera y en beneficio de todos.
Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe, El
desapego no es un alejamiento frío, hostil; no es una aceptación resignada y
desesperante de todo aquello que la vida y la gente nos tire en el camino; no
es una manera robótica de ir por la vida, absortos, y totalmente indiferentes a
la gente y a los problemas; no es una actitud de inocente dicha infantil; ni un
desentendimiento de lo que son nuestras verdaderas responsabilidades hacia
nosotros mismos y hacia los demás; ni una ruptura en nuestras relaciones.
Tampoco es que retiremos nuestro amor y nuestra solicitud, aunque a veces estas
formas de desapegarnos pueden ser las mejores a seguir, por el momento. De una
manera ideal, desapegarnos es liberarnos o apartarnos de una persona o de un
problema con amor. Mental, emocional y a veces físicamente nos desembarazamos
de nuestro involucramiento insano (y a menudo doloroso) con la vida y
responsabilidades de otra persona, y de los problemas que no podemos resolver.
Desapegarnos significa que aprendemos a amar, a
preocuparnos y a involucrarnos sin volvernos locos. Dejamos de crear un caos en
nuestra mente y en nuestro medio ambiente. Cuando no nos hallamos reaccionando
de un modo ansioso y compulsorio, nos volvemos capaces de tomar buenas
decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros
problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos
ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.
Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: Serenidad,
una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de
una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para
encontrar soluciones reales a nuestros problemas.
Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida
sin sentimientos excesivos de culpa o responsabilidad hacia los demás. En
ocasiones el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a
nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas. Dejamos de
mortificarnos por ellos y lo perciben, de modo que finalmente comienzan a
preocuparse por ellos mismos. Cada quien atiende sus propios asuntos.
El desapego es una acción y un arte. Es un modo de vida.
¿Cómo nos desapegamos? ¿Cómo separamos nuestras emociones, nuestra mente,
espíritu y cuerpo de la agonía del involucramiento? Lo mejor que podemos, y probablemente, un poco torpemente al principio
es seguir una fórmula de tres partes llamada (HOW) honesta, abiertamente y con
voluntad de intentarlo. Si nos desapegamos, estamos en una mejor posición para
trabajar sobre (o a través) de nuestras resentidas emociones.
“Si estamos apegados, probablemente no hagamos nada más
que estar siempre irritados.”
He estudiado la
codependencia de la mano de Melody Beattie. Ella es la fuente y mi inspiración
de este tema, que me parece fundamental para las personas que intentamos
entender cualquier tipo de comportamiento. Me ha sorprendido tanto el
tratamiento del tema, donde se estudian elementos intervinientes tan
importantes como los enganches emocionales o el apego, o cualquier tipo de
adicción o dependencia, que he preparado este pequeño extracto, no obstante
seguiré trabajando en ello.
Más información en su libro:
YA NO SEAS
CODEPENDIENTE
Melody Beattie
Cómo dejar de
controlar a los demás y empezar a ocuparse de uno mismo.
NVA
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