lunes, 27 de abril de 2015

LA CODEPENDENCIA

En un artículo del libro Co-dependency, An Emerging Issue, Robert Subby escribió que codependencia es: “un estado emocional, psicológico y conductual que se desarrolla como resultado de que un individuo haya estado expuesto prologadamente a, y haya practicado, una serie de reglas opresivas, reglas que previenen la abierta expresión de sentimientos al igual que la discusión abierta de problemas personales e interpersonales.”


Earnie Larsen, otro especialista en codependencia y pionero en la materia, la define como “esas conductas aprendidas, autoderrotantes, o defectos del carácter que producen una disminución en la capacidad de iniciar o participar en otras relaciones”

Un codependiente es una persona cuya vida se han  vuelto inmanejable como resultado de haber vivido en una relación de compromiso con un dependiente. Los profesionales también empezaron a advertir que muchos individuos que se encontraban en una relación cercana con estas personas compulsivas desarrollaban patrones para reaccionar, que se asemejaban a los patrones de las personas que se encontraban relacionadas con dependientes.

Un denominador común era tener una relación personal o profesional con personas perturbadas, necesitadas o dependientes. Pero un segundo denominador, más común aún parecían ser las reglas tácitas, no escritas, que por lo general se desarrollan en el núcleo familiar y que marcan la pauta para otro tipo de relaciones. Estas reglas prohíben la discusión acerca de los problemas; la expresión abierta de sentimientos; la comunicación honesta y directa; expectativas realistas tales como ser humano, vulnerable o imperfecto; egoísmo; confianza en las demás personas y en uno mismo; jugar y divertirse; y conducir el delicado equilibrio de la canoa familiar a través del crecimiento y del cambio, tan sano como beneficioso pueda ser este movimiento. Definir el problema es importante porque ayuda a determinar la solución. Aquí la solución es vital. Significa sentirse mejor. Significa recuperación.

La definición de Melody Beattie de  un codependiente es la más abarcadora y dice así:

Una persona codependiente es aquella que ha permitido que la conducta de otra persona la afecte, y que está obsesionada con controlar la conducta de esa persona.

La otra persona puede ser un niño o adulto o un amante o un cónyuge, un hermano o hermana, un abuelo o abuela, un cliente o un amigo íntimo. Estas personas pueden ser alcohólicas, drogadictas, gente mental o físicamente enferma, una persona normal que de vez en cuando tiene sentimientos de tristeza, o una de las personas mencionadas anteriormente. Pero el núcleo de la definición y de la recuperación no está en la otra persona, no importa cuánto lo creamos así, Está en nosotros mismos, en la manera en que permitimos que la conducta de otra persona nos afecte y en la forma en que tratamos de afectarla a ella: en los cuidados obsesivos, controladores, “ayudadores”, en la baja autoestima que raya en el odio hacia uno mismo, en la autorepresión, en la abundancia de ira y de culpa, en la peculiar dependencia de gente peculiar, en la atracción por y en la tolerancia de lo bizarro, en el estar centrado en otro que conduce al abandono de uno mismo, en problemas de comunicación, problemas de intimidad y en un continuo torbellino a través de las cinco fases del proceso de duelo.

¿Es una enfermedad la codependencia? Algunos profesionales dicen que la codependencia no es una enfermedad; dicen que es una reacción normal hacia la gente anormal. La gente siempre ha tenido problemas y otros siempre se han preocupado de sus amigos y parientes con problemas. La gente siempre se ha abrumado con los problemas de los demás desde que comenzaron las relaciones humanas.

Desde que la gente existió, hemos estado haciendo toadas las cosas que etiquetamos como “codependientes”. Nos hemos preocupado hasta enfermarnos por otras personas. Hemos tratado de ayudarlas de maneras que no sirvieron de ayuda. Hemos dicho sí cuando queríamos decir no. Hemos tratado de que los demás vean las cosas tal como nosotros las vemos. Nos hemos doblado hacia atrás para evitar lastimar los sentimientos de la gente, y al hacerlo, nos hemos lastimado a nosotros mismos. Hemos tenido miedo de confiar en sus sentimientos. Hemos creído en mentiras y luego nos hemos sentido traicionados. Hemos querido vengarnos y castigar a los demás. Nos hemos sentido tan llenos de rabia y de ira…

Hemos luchado por nuestros derechos al tiempo que otras personas decían que no teníamos ninguno. Hemos usado sayal porque no creíamos que merecíamos usar seda.  “Es natural que tratemos de proteger y de ayudar a las personas que nos importan. También es natural que nos afecten los problemas de la gente que nos rodea y que reaccionemos a ellos. A medida que un problema se vuelve más serio y permanece sin resolverse, más nos afecta y más reaccionamos hacia él.”

La palabra reaccionar es importante aquí. Sea como sea que nos aproximemos a la codependencia, como sea que la definamos, y sea cual fuere el marco de referencia que elijamos para diagnosticarla y para tratarla, la codependencia es primordialmente un proceso de reacción.

Los codependientes reaccionan en exceso o reaccionan demasiado poco. Pero rara vez actúan. Reaccionan a los problemas, las vidas, los dolores y las conductas de otros. Reaccionan a sus propios problemas, dolores y conductas.

Muchas reacciones codependientes son reacciones al estrés. No es necesariamente anormal, pero resulta heroico y un auténtico salvavidas aprender a no reaccionar y a actuar de maneras más sanas. Sin embargo, la mayoría de nosotros necesitamos que se nos enseñe a hacerlo.

Otra razón por la cual se le llama enfermedad a la codependencia es porque es progresiva. A medida que la gente a nuestro alrededor se enferma más, podemos empezar a reaccionar en forma más intensa aún. Lo que empezó como una pequeña preocupación puede disparar el aislamiento, la depresión, una enfermedad física o emocional, o fantasías suicidas. Una cosa lleva a la otra, y las cosas pueden empeorar. La codependencia puede no ser una enfermedad, pero puede enfermarte. Y también puede contribuir a que la gente a tu alrededor permanezca enferma.

Otra razón más por la que se le llama enfermedad a la codependencia es porque las conductas codependientes –como muchas conductas autodestructivas– se vuelven habituales. Repetimos los hábitos sin pensarlo. Los hábitos cobran vida propia.

Sea cual sea el problema que tenga la otra personal, la codependencia implica un sistema habitual de pensar, de sentir y de comportarnos hacia nosotros y hacia los demás que nos causa dolor. Las conductas o hábitos codependientes son autodestructivos. Con frecuencia reaccionamos a las personas que se autodestruyen; reaccionamos aprendiendo a autodestruirnos. Estos hábitos nos pueden conducir a, o mantenernos en, relaciones destructivas que no funcionan. Estas conductas pueden sabotear relaciones que en otras condiciones sí hubieran funcionado. Estas conductas pueden impedirnos encontrar la paz y la felicidad con la persona más importante en nuestra vida: uno mismo. Estas conductas pertenecen a la única persona que cada uno de nosotros puede controlar –a la única persona que podemos hacer cambiar…Nosotros mismos.





He estudiado  la codependencia de la mano de Melody Beattie. Ella es la fuente y mi inspiración de este tema, que me parece fundamental para las personas que intentamos entender cualquier tipo de comportamiento.  Me ha sorprendido tanto el tratamiento del tema, donde se estudian elementos intervinientes tan importantes como los enganches emocionales o el apego, o cualquier tipo de adicción o dependencia, que he preparado este pequeño extracto, no obstante seguiré trabajando en ello.

Más información en su libro:

YA NO SEAS
CODEPENDIENTE
Melody Beattie
Cómo dejar de controlar a los demás y empezar a ocuparse de uno mismo.


NVA

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