Una experiencia común entre
personas que han empezado una senda distinta a la que tenia, ni siquiera
espiritual es la tendencia que tenemos a habituarnos a ella, después de un
tiempo avanzando, la actividad se torna en un ritual y prefieres a veces dejarte de
involucrar.
Al principio todo es ilusionante pero los quehaceres, las
preocupaciones y lo reiterativo o la repetición empieza a parecernos todo banal
y sin sentido, el ego empieza a actuar y descubrimos que la alegría de los
primeros días, el altruismo al que nos abrazábamos en pos de un mundo mejor, en
pos de una relación mejor con el mundo se viene abajo cuando descubrimos que no
amamos ni a los familiares mas próximos y PERDEMOS POR COMPLETO EL ENTUSIASMO
DE SERVIR A LOS DEMÁS.
El epicentro de todo avance es pensar
primero en los demás, esto es amor y el amor es el pegamento que une al mundo.
Cuando la costumbre se ha vuelto a adueñar
de nosotros, es el momento de recordar que existen otros caminos a nuestra
disposición y que todos se apoyan entre si.
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