Simplemente
agua, este elemento del que disponemos alegremente y que a veces no sabemos
valorar, este elemento aparentemente tan sencillo que sin el no hay vida, es el
gran desconocido, no es simplemente H2O.
El ser
humano, el mayor depredador, se encuentra ante el agua y comienza a descubrir
la gran dependencia que de ella tiene, que la ha estado utilizando como
estercolero y depuradora de todas sus inmundicias, que la ha pretendido
transformar, manipular, poseer, y manejar sin darse cuenta de que es un ser
vivo, su más preciado bien, la base primordial de su existencia, y fundamental
para su supervivencia.
Después de
haberla ensuciado hasta casi la saturación, empieza a surgir la necesidad de
ocuparse de ella, cuidarla, mimarla y respetarla y si me apuran un poco, hasta
pedirle perdón, lo cual, seria un buen ejercicio de humildad ya que sin ella no
somos nada, perderíamos como mínimo el 70% de nuestro organismo.
De la conciencia que tenían nuestros antepasados sobre el agua poco queda. Aquella parte reverencial, mística, respetuosa y limpiadora de cuerpo y alma ha quedado todo reducido a un simple H2O, la formula química más conocida del mundo.
De la conciencia que tenían nuestros antepasados sobre el agua poco queda. Aquella parte reverencial, mística, respetuosa y limpiadora de cuerpo y alma ha quedado todo reducido a un simple H2O, la formula química más conocida del mundo.
Pero la
relación que tenemos con ella no es solamente personal sino trascendental
De Ella
depende la vida en el planeta. El ciclo circulatorio-sanador-vivificador que
realiza en este planeta lo hemos interferido y hoy, los ríos, lagos, pantanos,
aguas subterráneas, lluvias y mares están envenenados, sin darnos cuenta de que
este elemento es la condición previa para cualquier forma de vida. Es la
sustancia más importante no solo cuantitativamente sino cualitativamente.
Es la
sangre de un ser vivo (Gaia) que si enferma, lo
harán también todos los seres vivos que hay en este planeta.
Si nos acercamos a ella para contemplarla e indagar en algunas de sus múltiples facetas, como si nos acercásemos a nosotros mismos, pues es parte fundamental de lo que somos y donde nos movemos, la podemos contemplar desde tantos aspectos diferentes como la misma vida, ya que es vida líquida, es el aire para los peces y para nosotros la vida. Acerquémonos a ella y mirémosla de una forma ordenada, pero ya que tiene tanta afinidad con nuestro ser la estudiaremos bajo la idea de un ser vivo que tuviese un cuerpo físico o denso, un cuerpo energético o pránico, uno emocional, el mental y si alcanzamos, hasta uno búdico que seria el más cercano y reflejo de la divinidad o energía primigenia.
Si nos acercamos a ella para contemplarla e indagar en algunas de sus múltiples facetas, como si nos acercásemos a nosotros mismos, pues es parte fundamental de lo que somos y donde nos movemos, la podemos contemplar desde tantos aspectos diferentes como la misma vida, ya que es vida líquida, es el aire para los peces y para nosotros la vida. Acerquémonos a ella y mirémosla de una forma ordenada, pero ya que tiene tanta afinidad con nuestro ser la estudiaremos bajo la idea de un ser vivo que tuviese un cuerpo físico o denso, un cuerpo energético o pránico, uno emocional, el mental y si alcanzamos, hasta uno búdico que seria el más cercano y reflejo de la divinidad o energía primigenia.
Su
cuerpo más denso o químico
El filósofo
griego Aristóteles (384-322 a . J.C.) la definió como
uno de los cuatro elementos constituyentes del Universo (los demás son el aire,
la tierra y el fuego). Durante mucho
tiempo el agua fue considerada como un cuerpo simple, una materia prima sin posibilidad
de disgregación. Todos los gases conocidos hasta entonces eran
"aires" ya que se suponía que el aire podía estar contaminado por
vapores y olores que lo impurificaban temporalmente.
Fue en el
siglo XVIII y a partir de 1766 cuando aparecen los trabajos y descubrimientos
del químico y físico Henry Cavendish, (1731-1810) que descubrió que el
agua no es un elemento, al sintetizarla por combustión del hidrógeno en el
aire, determinando de esta manera la composición de la atmósfera, afirmando que
"el agua está compuesta por aire deflogistizado (oxígeno) unido al
flogisto (hidrógeno)".
A partir de
esta sintetización fueron apareciendo trabajos de varios investigadores, como
la del químico y teólogo inglés Joseph Priestley (1733 - 1804) o el químico sueco
de origen alemán Carl Wilhelm Scheele (1742 - 1786)...entre otros.
Posteriormente,
el químico francés Antoine Lavoisier (1743-1794), al que se le acredita como padre de
la química moderna, en el año 1790 aportó la prueba con la formula H2O,
Desde entonces la relación 2:1 de ambas sustancias ya no se pone en duda.
La molécula
de agua, está formada por dos átomos de H de carga positiva unidos a un átomo
de O de doble carga negativa por medio de dos enlaces covalentes, éste es el
compuesto químico que resulta en el agua. El átomo de H puede aceptar dos
electrones pero retiene sólo uno y el de O que puede aceptar hasta ocho,
retiene sólo seis. El resultado es que la molécula de agua, aunque tiene una
carga total neutra (igual número de protones que de electrones), presenta una
distribución asimétrica al estar los electrones más fuertemente atraídos por el
átomo de oxígeno que por el de hidrógeno, como consecuencia de esto, el oxígeno
queda cargado negativamente y los hidrógenos positivamente.
Sobre su cuerpo pránico o su comportamiento físico
Pero la
clave de muchas propiedades del agua reside en los enlaces que pueden realizar
las moléculas individuales con sus vecinas formando cadenas moleculares de
tamaño variable, aunque son uniones débiles.
El hecho de
que alrededor de cada molécula de agua se dispongan otras cuatro molécula
unidas por puentes de hidrógeno, permite que se formen en el agua (líquida o
sólida) una estructura de tipo reticular y esta capacidad de agrupar o
fraccionar estas asociaciones (c) moleculares, algo que no es tan fácil con otros líquidos,
es la responsable en gran parte, de su comportamiento anómalo y de la
peculiaridad de sus propiedades fisicoquímicas.
Gracias a
esta propiedad, las moléculas de agua tienden a formar agregados como el que se
muestra esquemáticamente en el diagrama, siendo ésta la razón por la que se
forman las nubes y las gotas de lluvia.
Las propiedades fisicas de las que dispone son: Acción disolvente, fuerza de cohesión y de adhesión y su gran calor específico y de evaporación. Las moléculas de agua pueden disolver la sal gracias a que son polares. Atraen a los iones de la superficie del grano de sal, rodeando y separando sus moléculas Si nos acercamos al comportamiento hidrófobo, y el hecho de que los grupos hidrocarbonados CH tiendan a ser repelidos por las moléculas de agua, nos encontramos con que este comportamiento es el responsable, en parte al menos, de las complejas estructuras espaciales que presentan las proteínas, el ADN y las bicapas lipidicas de las membranas celulares.
Las propiedades fisicas de las que dispone son: Acción disolvente, fuerza de cohesión y de adhesión y su gran calor específico y de evaporación. Las moléculas de agua pueden disolver la sal gracias a que son polares. Atraen a los iones de la superficie del grano de sal, rodeando y separando sus moléculas Si nos acercamos al comportamiento hidrófobo, y el hecho de que los grupos hidrocarbonados CH tiendan a ser repelidos por las moléculas de agua, nos encontramos con que este comportamiento es el responsable, en parte al menos, de las complejas estructuras espaciales que presentan las proteínas, el ADN y las bicapas lipidicas de las membranas celulares.
En ausencia
de agua, todas estas estructuras serían inestables. Es como el yin y
el yang de la vida y en el agua no podría ser de otra manera
pues ya desde el principio la catalogábamos como “La esencia densa del
existir”.
Su fuerza de cohesión, se debe a que el agua, esta formada por la unión de moléculas de agua, las cuales, tienen fuerzas atrayentes y repelentes ( cohesión/adhesión ) siendo los puentes de hidrógeno, los que mantienen a estas moléculas fuertemente unidas, manifestándose en todas direcciones, vertical y horizontalmente cuando se presentan en un medio equilibrado, formando una estructura compacta.
Su fuerza de cohesión, se debe a que el agua, esta formada por la unión de moléculas de agua, las cuales, tienen fuerzas atrayentes y repelentes ( cohesión/adhesión ) siendo los puentes de hidrógeno, los que mantienen a estas moléculas fuertemente unidas, manifestándose en todas direcciones, vertical y horizontalmente cuando se presentan en un medio equilibrado, formando una estructura compacta.
La propiedad
de los líquidos de expandirse, de manera variable, en fisuras o tubos
estrechos, se llama efecto de capilaridad. Esta fuerza de expansión, está en
relación a la masa del líquido y mantenida gracias a los puentes de hidrógeno
que se establecen entre las moléculas de agua y otras moléculas polares, por
ejemplo, en un pequeño tubo con un diámetro de 1 mm ., la superficie exterior
del agua, que esta en contacto con las paredes, resulta particularmente grande
en proporción con la que no esta en contacto.
La
capacidad y fuerza adhesiva a las paredes del capilar es mucho mayor que la
fuerza de cohesión interior que es menor, o lo que es lo mismo, cuando la
adhesión (capacidad adhesiva /adhesividad interfacial) es mayor que la cohesión
(tensión interior / fuerza tensora interior), el liquido se eleva/tira hacia
arriba, hasta alcanzar un nivel superior al del recipiente donde la presión que
ejerce la columna de agua, se equilibra con la presión capilar. En las venas de un árbol este efecto de
capilaridad llega a ser un mecanismo de importancia vital. De esta manera el agua
puede llegar desde las raíces hasta la más alta copa. Sin este efecto, la vida
vegetal no sería posible.
Respecto a
las propiedades de "calor específico" y “calor de vaporización"
están relacionadas con los puentes de hidrógeno que se forman entre estas
moléculas. El agua puede absorber grandes cantidades de "calor" que
utiliza para romper estos puentes y como consecuencias de esto la temperatura
se eleva muy lentamente.
Esto
permite que el citoplasma acuoso sirva de protección ante los cambios de
temperatura. Así se mantiene la temperatura constante. Para evaporar el agua,
primero hay que romper los puentes y posteriormente dotar a las moléculas de
agua de la suficiente energía cinética para pasar de la fase líquida a la
gaseosa. Para evaporar un gramo de agua se precisan 540 calorías, a una
temperatura de 20° C.
Cuando los
químicos Dimitri Mendeleiev y Julius Lothar
Meyer, a finales
del siglo XlX, buscaban los elementos y piezas constitutivos del universo y se
centraron en los elementos, descubrieron que determinadas propiedades
importantes de los elementos se repetían periódicamente. A partir del
hidrógeno, cuya masa es inferior a todos los demás elementos, ordenaron, en
forma de tabla, las características repetitivas de los elementos según el
principio de la masa atómica creciente.
Había nacido el sistema
periódico de los elementos conocidos entonces.
Del sistema
periódico de los elementos también debería haber resultado el agua pero ésta no se deja clasificar por lo que se habla de las “anomalías del
agua”.
Estas
anomalías son:
·
El agua es, químicamente inalterable, lo que no es el caso
ni del oro ni del platino.
·
El agua, acorde a los principios físicos, debería ser
sólida y no liquida.
·
La tensión superficial del agua es diez veces superior a la
que cabría de esperar según las normas físicas.
·
Ningún copo de nieve, en su estructura, es idéntico a otro.
·
Ninguna gota de agua es exactamente igual a otra.
·
El hielo, siguiendo “las normas”, debería pesar más que el
agua y hundirse pero debido a que se crean vacíos, y a su densidad específica,
es más ligero que el agua y permanece en la superficie.
·
Sin la capa “protectora “aislante de hielo, la vida en las
aguas no sería posible. (Los lagos se helarían desde el fondo, con un efecto
fatal para los seres vivos en el agua).
·
La temperatura de una sustancia, normalmente, aumenta
cuando esta sujeta a presión, pero la temperatura del agua, a la presión que
sea, no aumenta por encima de los 35,6° C (si no fuera así, los buceadores, en
cada inmersión, se sobrecalentarían, al igual que si tuviesen fiebre).
·
Sin la capacidad del agua de almacenar calor y frío durante
mucho tiempo y de librarlos de forma muy gradual, las temperaturas ambientales
tendrían variaciones de más de 100° C.
·
Sin la humedad atmosférica, nada frenaría el viento, y la
superficie de la tierra estaría expuesta continuamente a vientos profundamente
devastadores.
·
Si el agua se comportase “normal”, es decir, según las
normas básicas de las leyes físicas y químicas, no habría vida sobre la tierra.
·
En el agua, la transmisión de las ondas de sonido es 4
veces mas rápida que en el aire.
·
El agua es un solvente universal, al que con tiempo, no se
le resiste ningún material sea hierro, piedra o minerales. De esto se deriva el
dicho de: “la última gota rompe la piedra”.
El agua
cumple simultáneamente con muchos trabajos en nuestro cuerpo. No sólo trabaja
como vehículo disolvente, medio de transporte o líquido refrigerante; también
actúa como portador idóneo de información, combinando y diluyendo los
diferentes líquidos corporales, de forma individualizada y, reaccionando con
una gran flexibilidad a influencias exteriores.
Hasta ahora hemos visto el cuerpo denso del agua, lo que equiparábamos a nuestro cuerpo físico o que también podemos llamar cuerpo denso. También hemos visto ciertos comportamientos del agua que podríamos equiparar a los comportamientos energéticos del ser humano y si nos introducimos más, nos encontraremos con las propiedades del agua que son equiparables a nuestros cuerpos o estructuras mentales y emocionales. Me estoy refiriendo al poder que el agua tiene para guardar informaciones y transmitirlas mediante las estructuras y los clusters.
Se
denominan clusters, a la agrupación de unidades individuales
interrelacionadas mutuamente en todos los sentidos (verticales, horizontales,
etc.) que establecen vínculos de interdependencia funcional para el desarrollo
de sus procesos.
Esta
definición nos serviría para cualquier ámbito, en el universo, acercándonos a los clusters de
las galaxias que son los objetos más grandes conocidos, o los clusters
empresariales donde se agrupan un número determinado de empresas con una
interrelación específica etc.
Pero en
este viaje hacia lo pequeño donde nace lo más simple, es hacia donde queremos
acercarnos. Los clusters del agua son una cantidad de partículas individuales
asociadas entre sí, y a las que se les considera una unidad uniforme, siendo
variable la cantidad de moléculas que los forman.
Las cargas
diferenciadas en el interior de cada molécula (el oxígeno de carga negativa y
el hidrógeno de carga positiva) representan un dipolo. Como cargas iguales se
repelen y cargas diferenciadas se atraen, las moléculas se unen formando
determinados diseños / patrones, cuyas agrupaciones tridimensionales se llaman
“cluster”. Los enlaces de las moléculas entre sí son enlaces hidrogenicos y
estos puentes de hidrógeno son los que se encargan de transmitir la información
al agua.
Las moléculas
de agua que determinamos como pequeños triángulos isósceles cuyos vértices
están ocupados por un oxígeno y dos hidrógenos, con las fuerzas de unión de sus
enlaces covalentes, tienen algo mas.
Sir John Anthony
Pople (1925
- 2004), (químico inglés, premio Nobel de Química en 1998) expuso en 1.950 una
novedad extraordinaria : “Los hidrógenos de una molécula se unen al oxigeno de
su vecina por medio de enlaces de hidrógeno de una fuerza mucho más débil, esto
es que cada átomo de oxígeno se une a cuatro de hidrógeno, a dos mediante
enlaces covalentes normales y a dos por enlaces de hidrógeno, el oxígeno en el
centro del tetraedro y los cuatro hidrógenos en los vértices con cargas
electroestáticas que difieren”.
Estos
enlaces de hidrógeno descubiertos por Pople, operan con una fuerza mucho más
débil que los covalentes normales pudiendo estirarse, doblarse, y moldearse sin
romperse. De esta forma estos enlaces pueden absorber, almacenar y ceder
energía como la alta capacidad calorífica. Estos enlaces se comportan como si
fueran unos resortes flexibles que modificando sus características posicionales
y espaciales de infinidad de maneras distintas, almacenan información en la
estructura del agua de una manera similar a como puede almacenar, captar y
transmitir los elementos de la memoria de un ordenador.
La mayoría
de los físicos y químicos especializados en estos campos, manteniéndose en una
ortodoxia conservadora, admiten que la estructura del agua está ordenada en
tetraedros igual a la de un cristal de cuarzo. Si continuásemos caminando en
esta dirección tendríamos que empezar a hablar de la Física Tetraédrica
y del físico japonés Sinichi Seike con su teoría bautizada “Ultra relatividad “.
En base a
ella se han logrado modificaciones gravitatorias e inerciales que implican
curvaturas locales del espacio tiempo, naciendo de esta teoría la Física tetraédrica. De
acuerdo con las leyes de la mecánica quántica y el principio de incertidumbre de Heisenberg, estos
tetraedros “acuosos” que forman las unidades moleculares del agua pueden ser
pulsantes eléctricamente pues estos enlaces de Hidrógeno se intercambian por
covalentes con cargas eléctricas muy distintas, al mismo tiempo que los
electrones que desaparecen de un vértice, aparecen en otro, según expone el Profesor Alberto Borras (energías
cósmicas del agua).
Es por esto que los clusters de agua emiten señales de energía típicas que dependen del movimiento de sus moléculas individuales. En el agua, los clusters forman estructuras cuasi-cristalinas. Estas redes vibran con altas frecuencias de gran variabilidad. Pueden ser similares a las ondas de radio, pudiendo ser captadas (lo está haciendo un grupo de investigación de químicos de la University of California in Berkley, con un espectrómetro de absorción por infrarrojo, almacenándose en ellos las informaciones.
Es por esto que los clusters de agua emiten señales de energía típicas que dependen del movimiento de sus moléculas individuales. En el agua, los clusters forman estructuras cuasi-cristalinas. Estas redes vibran con altas frecuencias de gran variabilidad. Pueden ser similares a las ondas de radio, pudiendo ser captadas (lo está haciendo un grupo de investigación de químicos de la University of California in Berkley, con un espectrómetro de absorción por infrarrojo, almacenándose en ellos las informaciones.
En este
punto tenemos que preguntarnos sobre el poder memorizador del agua y
todas las bases, que sobre esta particularidad del agua, ha establecido la
homeopatía.
Una serie
de observaciones condujeron a Hahnemann a suponer que, cuanto menor fuera la
dosis administrada al enfermo, más rápida y eficaz sería la curación, estableciéndose
así, uno de los principios básicos conocido como "el principio de las
dosis infinitesimales". Cualquier producto que se elaborase para
administrárselo a un paciente, de acuerdo con la teoría homeopática,
consistiría en una pequeña porción de la sustancia activa, prescrita de acuerdo
con la materia médica, y diluida sucesivamente hasta que prácticamente no quede
sustancia activa en el preparado.
La única
explicación lógica que podía buscarse a este principio era que, en el proceso
de dilución del principio activo, el medio en el que se diluía éste -
normalmente agua - fuera capaz de “memorizar” las características del agente
activo, pero evitando su toxicidad, ya que aquél desaparecía. Suponiendo cierto
esto, para que el tratamiento fuera más eficaz se necesitaría agitar
vigorosamente el preparado durante su proceso de dilución, de manera que todas
las moléculas del disolvente entraran en contacto con la sustancia activa.
Es lo que
se conoce como dinamización, y exige no sólo una intensa agitación del
preparado, sino también que el proceso se realice en sucesivas fases de
dilución 1/10 ó 1/100. Es decir, disolviendo sucesivamente una parte de la
mezcla original en 10 ó 100 partes de disolvente respectivamente, repitiendo a
continuación el proceso.
El número
de repeticiones efectuadas determina la potencia de la disolución, en decimales
(o centesimales) hahnemannianos: DH
(o CH).
Con esto y
todo lo anteriormente expuesto podríamos establecer que los clusters así
emergentes constituyen a su vez, según el principio de la resonancia, unos
patrones de oscilaciones que pueden llegar a tener su efecto hasta niveles
insospechados, pues a mayor frecuencia de la oscilación, mayor será el impulso
que encadena la curación.
El
científico francés Prof. Jacques Benveniste, a finales de 1980, se hizo con
renombre mundial por sus trabajos sobre “la memoria del agua”.
Su grupo,
que trabajaba entonces en uno de los mayores institutos de investigación en
Francia, publicó en 1988 un articulo en la revista técnica de ciencias
naturales mas famosa, “Nature” (vol. 333, no. 6176), que debió confirmar el
principio de acción de la homeopatía. La existencia de la memoria del agua
permitiría justificar los postulados de la práctica homeopática.
El
postulado fundamental de ésta es como ya expusimos, el principio de similitud
que merece realmente el título de postulado, es decir, de afirmación tenida por
cierta, pero no demostrable. Sin embargo, la experiencia sobre la cual Benveniste
quería apoyar su descubrimiento, no tiene nada que ver con el principio de
similitud.
No se trata aquí de
curar absolutamente nada, ni siquiera “in vitro”.
Lo que es
nuevo, es que Benveniste observó estas reacciones con disoluciones de anticuerpos
de una “potencia” tal que, evidentemente, no queda el más mínimo vestigio del
anticuerpo en la disolución.
En esto se
basa fundamentalmente Benveniste para afirmar que el agua mantiene “memoria” de la sustancia
biológica con la que estuvo en contacto, sin plantearse ninguna hipótesis
alternativa que justificase el efecto observado.
Si el mundo
técnico hubiese reconocido los resultados, tendría que haber sido necesaria una
revisión completa de los fundamentos de la bioquímica. Lo que ocurrió fue el
detonante de uno de los mayores escándalos de la ciencia.
Unos años
mas tarde, en marzo 2001, el periodista inglés Lionel Milgrom escribió
en el “Guardian” sobre los experimentos llevados a cabo por la biotécnica Prof.
Madeleine
Ennis de
la Queen's University de
Belfast. Inicialmente, el objetivo de sus nuevos estudios sobre la
homeopatía era poder probar como un “no-sentido” la tesis de la alegada
capacidad del agua de memorizar información. Científicos de la universidad de
Belfast llevaban a cabo un experimento de grandes dimensiones, tomando parte en
él también universidades y laboratorios en Bélgica, Francia e Italia.
De los estudios resultó el
reconocimiento de que las moléculas de agua, “Tienden a organizarse de alguna
manera y de forma estable, por lo que pueden memorizar información absorbida a
su vez previamente de otras moléculas”.
El
Prof. Bernd
Kröplin del Institut fuer Statik und Dynamik der Luft-
und Raumfahrtkonstruktion (Instituto de Estática y Dinámica de
construcciones aéreo-espaciales) de la Universidad de Stuttgart sugirió, casi como
efecto segundario, que el agua posee
memoria, en un proceso de”secado de gotas de agua”.
Muestras de
agua fueron expuestas a un campo alternante electromagnético de 50 Hz. y de 500
hz. resp. (El efecto de un teléfono móvil en funcionamiento) y examinadas por
el método micro-óptico y luego comparadas.
“Si se
produce alguna alteración, entonces hemos de hablar de que ha habido
memorización de información y de que existe una memoria”. Estos ensayos
probaron que la radiación emitida por teléfonos móviles causa una reducción de
la estructura básica del agua, lo que afecta a su calidad, incluso sin haberse
utilizado sustancia alguna, sea química o otras. De la misma manera se examinó
la saliva, demostrándose que ésta había sido afectada significativamente. Kröplin
insiste en que los resultados son reproducibles y que resistirán a la
comprobación científica.
En los
últimos años, en lo que concierne a la calidad del agua, se ha dado gran
importancia a sus características físicas, en especial a las que involucran la
estructura molecular y la capacidad del agua para agruparse de diversas formas.
Los modelos actuales para el comportamiento del agua líquida proponen que las
estructuras principales que explican las anomalías físicas y químicas del agua
son las agrupaciones icosahédricas de un número determinado de moléculas.
Se trata de
una red cerrada de moléculas de agua cuya estructura le permite contraerse y
expandirse para conservar el equilibrio entre sus puentes de hidrógeno, lo que
le da una elevada estabilidad por lo que también se les llama estructuras
metaestables.
Una muy
interesante prueba adicional de esta fuerza ordenante que actúa en el fondo fue
aportada hace poco por un grupo de investigadores de química física en la Universidad de Pensilvania.
Descubrieron que estas moléculas de clusters se agrupan en estructuras de
ordenación superior. Estas
estructuras no son formas cualesquiera: son, exclusivamente, los Cinco “Cuerpos
Platónicos”, o sea el tetraedro, hexaedro, octaedro, dodecaedro y el
icosaedro.
Una única
molécula de H2O forma ya un minúsculo tetraedro (una pirámide
equilateral) y puede por ejemplo, agruparse en estructuras dodecaédricas de
veinte moléculas individuales, lo que se parece al dibujo de una pelota de
fútbol. De esta manera se constituyen en el agua complejas estructuras
estables, quedando intactas incluso en el vapor de agua; deduciéndose que
poseen una gran energía en su interior.
A estas
formaciones se les podría calificar también como “densidad de información
extremadamente alta“. El grado de ordenación de estas estructuras de agua es
tan alto como el de los cristales (la estructura de ordenación más alta
conocida), por lo que estos agrupamientos se llaman también “cristales
líquidos” o “agua cristalina”.
Dependiendo
del grado de ordenación de la información, las fuerzas de unión para la
memorización en el agua, son diferentes.
Existen también teorías que tienen como punto de partida la tesis que el agua lo sabe todo. Por su larga historia y su omnipresencia tendría impresa el conocimiento histórico entero del mundo. Sustancias activas/activadas, cuando entran en contacto con el agua, no imprimen información nueva, sino sólo activan estructuras particulares de la memoria.
Siguiendo
esta teoría el agua funcionaría parecida al cerebro humano: "Por
excitación externa se genera estimulación de la memoria, lo que activa a su vez
los recuerdos". Estas estructuras pueden ser comparadas a un tejido
pre-tratado con pliegues: por muchos lavados que sean, no pierde los pliegues originales,
para cuya eliminación haría falta proceder de forma especial.
Casi todo
el “saber” del agua es eliminado cuando se calienta el vapor hasta la
temperatura de 400º C. De esta manera sería posible librar al agua de datos;
algo que los usuarios de ordenadores consiguen ya mediante el formateado del
disco duro. La destilación del agua podría estar basada en esta idea.
Lo que en
un principio nos habíamos planteado como “Simplemente agua“se está convirtiendo
en algo que ya está alcanzando unas magnitudes inmanejables por la propia
ciencia. En esta vida no todo es ciencia, también existen otros
métodos de investigación y de confirmación que son tan válidos como el propio
sistema científico a pesar, por lógica, que ésta no lo admita.
Hasta ahora
el agua tiene unas supuestas capacidades de poder llegar a tener toda la
información del universo al igual que nosotros; es capaz de transmitir
informaciones al igual que nosotros, es la sangre de Gaia y también nuestra
"sangre". Toda la vida, en efecto, no es sino agua organizada, y el
ser humano, desposeído del agua, se reduce a unos pocos kilogramos de sales
minerales.
Como todos
los seres estamos hechos de agua, ésta nos conecta con nuestro pasado, con
todos los procesos de creación y con el secreto mismo de la vida en el
Universo.
En palabras
del célebre biólogo Claude Bernard (1813 –1878):
"Cuando el hombre
salió del mar, se llevó el océano consigo”.
Quizás el
camino para el encuentro con nosotros mismos sea primero el encuentro con el
agua. Por algo somos iguales en un 70%. Algunos científicos modernos
sostienen que los ritmos y los ritos de la Naturaleza , siguen
eternamente el ciclo del agua, lejos de constituir un proceso mecánico, forman
parte de un superorganismo viviente, que los antiguos griegos llamaron Gea,
entre otros nombres de divinidades. Hoy hablamos de Gaia, esta Madre Tierra, en
cuyo claustro acuático vivimos.
Más aún:
nosotros, como todos los mamíferos, nos desarrollamos, en el período de
gestación, sumergidos en un microcosmos acuático, salado y cálido. Y durante el
resto de nuestra vida sentiremos una atracción irresistible por el agua, que
nos vincula con nuestro origen por partida doble, individualmente y como
especie. En todo caso, tanta familiaridad con este elemento ha hecho que la
mayoría de las personas no hayan reparado en su extraña singularidad, y en los
misterios que nos plantea. Investigadores como Theodor Schwenk, Peter
Redgrove o Victor Schauberger, han reconocido en los modelos de su
fluidez una dirección en relación con la naturaleza y con nosotros mismos.
Schwenk, en su obra, El
Caos Sensible, una verdadera obra maestra en el campo de la investigación,
escribió: "Un arroyo que serpentea murmurando alegremente sobre las
piedras de su cauce, engendra una multitud de pequeños remolinos y superficies
internas que son verdaderos órganos sensoriales abiertos al cielo, que perciben
el río del devenir cósmico. Al ser absorbida después por todas las criaturas
terrestres, las plantas, los animales y el hombre, les transmite todas las
impresiones recibidas y las difunde por todas partes".
Nos estamos
dando de bruces con algo grandioso y no nos damos cuenta. Nos conectamos con
nuestro entorno a través de unos vórtices o chacras que son remolinos de
energía y también la naturaleza así se manifiesta por extensión en el principio del vórtice o remolino,
“capaz de disolver
estructuras que forman parte de las sustancias dañinas “.
Viktor Schauberger, (1885-1958) el padre de la investigación moderna del agua, nos recordó la teoría del torbellino... para el tratamiento de agua. Él, que no era científico, sino un excelente observador y conocedor de la naturaleza, fue el inventor y “preparador de camino” de la “energía libre” posterior. Por su tecnología de implosión, contrapuesta diametralmente a nuestra actual tecnología de explosión, le llamaron también “pensador límbico” y el “científico de la mitad derecha del cerebro”.
Su
capacidad extraordinaria de comprender la naturaleza y la técnica se
diferenciaba profundamente de nuestra actual civilización altamente
industrializada. Sus conclusiones resumidas, recopiladas durante 15 años de
trabajo de investigación por el australiano Callum Coats, fueron publicadas por
primera vez hace pocos años bajo el título “Energy Evolution”.
La
experimentación en el campo de la naturaleza realizada por Schauberger ha
tenido ya su confirmación científica, el físico atómico, Prof. Félix Ehrenhaft (1879-1952),
conocido por sus trabajos sobre “los movimientos de pequeñas partículas de
materia en el campo magnético y en rayos... de luz en haz”, comentó respecto
sus investigaciones lo siguiente:
”Lo que es
totalmente nuevo y sorprendente, es que el movimiento de las partículas en el
campo no ocurre en línea recta, si no por vía en espiral, con formas, tamaños y
frecuencias de rotación muy regulares”.
Además,
durante estos ensayos, en el torbellino se producía una fuerza centrífuga 130
veces mayor que la fuerza de gravedad. “(fuerzas toroidales).
Como ya
sabemos la molécula de agua, esta formada por dos átomos de H de carga positiva
unidos a un átomo de O de doble carga negativa por medio de dos enlaces
covalentes, este es el compuesto químico que resulta en el agua. El átomo de H
puede aceptar dos electrones pero retiene solo uno y el de O que puede aceptar
hasta ocho, retiene solo seis. Pues bien, concretemos un poco más y
comprendamos que la
mayor parte del átomo es espacio vacío, el resto consiste en un núcleo cargado positivamente de
protones y neutrones, rodeados de una nube de electrones con carga eléctrica
negativa.
El núcleo
es pequeño y denso comparado con los electrones. Hoy día los científicos ya
aceptan la existencia de un movimiento permanente, que se aplica incluso a lo
que llamamos materia muerta (las piedras). Estos movimientos no son
perceptibles al ojo, pero existen instrumentos de alta sensibilidad capaces de
demostrar que los átomos no son las partículas más pequeñas de la materia, sino
que alrededor del núcleo, giran partículas a una velocidad increíble.
En el caso
de sustancias líquidas o gaseosas, la velocidad de estas partículas giratorias
es todavía más rápida, y, por si esto fuese poco, también tienen un movimiento
de rotación. Para que lo entendamos mejor, cualquier objeto que gira o se mueve
alrededor de un punto tiene un momento angular.
La tierra,
por ejemplo, tiene su momento angular orbital por su movimiento anual alrededor
del sol y un movimiento angular intrínseco por su rotación diaria alrededor de
su eje.
En una
particula ocurre lo mismo, tiene su momento angular elemental que correspondería
al movimiento alrededor del núcleo y un momento angular intrínseco, por la
rotación sobre su eje. Estos giros, cuando son en el sentido de las agujas
reloj se llaman “spin hacia la derecha”, y los que son en sentido inverso “spin
hacía la izquierda”.
Este spin le proporciona al electrón
una orientación direccional, (al proporcionarle propiedades parecidas a las de
un objeto sólido girando) teniendo un momento magnético intrínseco, que lo
convierte en un imán diminuto, alineándose a lo largo de su eje giratorio.
Gracias a ese momento magnético, que es una propiedad de las partículas, se
provoca la alineación del eje con un campo magnético, al igual que la aguja de
una brújula lo hace ante un campo magnético o ante el campo magnético
terrestre.
Las
moléculas de agua y sus átomos también están sujetas a tales movimientos de
giro. En la materia casi siempre, el spin es hacía la izquierda, lo que llevó a la suposición
que esto seria el “caso normal”. Ahora bien, el caso normal no siempre es el
ideal, al igual que la cantidad no es una garantía de calidad. Cuando las
partículas alrededor de un átomo están en un equilibrio ideal, deberían ser
capaces de girar, alternativamente, hacía la derecha o hacía la izquierda.
Con el agua, tal equilibrio de
las rotaciones lo encontramos principalmente en las aguas que nacen en lugares
que se han salvado del impacto negativo del medio ambiente (sobrecarga
electromagnética). Es por lo que las partículas suspendidas en el agua y en
rotación permanente, están bajo la influencia de los campos magnéticos al
poseer cargas eléctricas.
Por este
motivo, los campos magnéticos que se instalan en equipos de tratamiento de
aguas, pueden actuar sobre los clusters de agua y compensar estas
influencias.
Hoy sabemos que el agua es capaz de captar frecuencias electro-magnéticas, es decir información. Mediante campos magnéticos inalámbricos ha sido posible transmitir al agua interna de nuestro organismo y también al agua corriente, las frecuencias y longitudes de ondas de piedras preciosas, colores y sonidos, y de más frecuencias existentes en la naturaleza.
Curril
W. Smith de la Universidad Stanford en Inglaterra ha
podido demostrar mediante estudios a doble ciego, que las alergias son
producidas por determinadas frecuencias electromagnéticas y determinadas
frecuencias electromagnéticas son propias de las sustancias causantes de
alergias. En dicho estudio, una solución ligeramente salina fue sometida
durante 15 minutos a radiaciones de una frecuencia específica.
Cuando una persona alérgica
entró en contacto con la mano, con la frecuencia de su alergia, manifestó de
inmediato las reacciones típicas de defensa, de modo que no era necesario que
ingiriese “agua informada”.
Sorprendentemente, también fue
posible conseguir que se parase la reacción alérgica, incluso anularla, en el
momento en que el paciente cogió con la mano otra ampolla con la
contra-frecuencia exacta neutralizante, a pesar de que estas frecuencias existían
solamente como información impresa al agua.
El Dr.
Ludwig, consultor/consejero de la World-Research-Center-Foundation de
Los Ángeles, y colaborador estrecho de la Temple University en Philadelphia , dedico muchos años su
atención al tema del impacto de nuestro entorno sobre los flujos de energía en
la estructura humana.
Fue uno de
los primeros científicos que resaltaron la fuerte influencia que sobre nuestro
organismo producían las frecuencias electro-magnéticas propias de las
sustancias dañinas y mantuvo que el agua posee la capacidad de desalmacenar, en
niveles de determinadas frecuencias, información impresa previamente y
transmitirla a otros sistemas, por ejemplo, organismos vivos. Demostró
que lo que se conoce con respecto al aire, como electrosmog, también se produce en el agua propiciando la
existencia del smog de agua,
o “aguasmog”, y calificaba un agua de tales características como la causante de
muchas enfermedades.
De todas
formas y antes de continuar abordando el agua desde un punto de vista mas
global no quiero dejar de mencionar algunos científicos como el alemán
Prof. Fritz
Albert Popp,
investigador de los biofotones o partículas de luz, midiendo las radiaciones
ultra débiles en las células vivas.
Estos
biofotones o partículas de luz que se encuentran desde la zona ultravioleta,
pasando por el espectro de luz visible, hasta la zona infrarroja son pulsos
coherentes y armónicos, que se almacenan en el ADN, y se propagan a la
velocidad de la luz. La bióloga de Milano Enza Ciccolo y sus
investigaciones en los campos del “agua con luz“quien después de su diversas
investigaciones con el instituto Mario Negri de la Universidad de Pisa,
llegó a la conclusión de que la vibración del agua es el determinante
de su calidad.
Estudiando
las “particularidades” físicas, medicinales e energéticas de las aguas de
manantial de los 5 lugares europeos de peregrinaje mas conocidos y mediante
mediciones físicas, descubrió en Lourdes las llamadas “aguas de luz blanca“ que
son las que reúnen el espectro completo de la luz.
El médico
suizo Dr. Hans Jenny, que en los años 60 del siglo pasado, y profundizando
en la técnica del científico Ernst Florenz Chladni (1756-1827) (consistía
en producir unas vibraciones con el arco de un violín sobre unas placas de
cristal, en las que se había esparcido arena fina, para que se generasen y se
hiciesen visibles las oscilaciones y figuras que conocemos hoy día como las
figuras de Chladni, ) y trasladando estas técnicas al agua observo que según el
sonido elegido, se hacían visibles complejas estructuras en el agua, a las que
se clasificó como “ondas estagnantes".
También el
fotógrafo e investigador Alexander Lauterwasser, que con efectos de
complejos sonidos y música, obtuvo unos resultados impresionantes (su técnica
consistió en transmitir oscilaciones sonoras al agua a través de un recipiente,
de modo que se crearon en su superficie una multitud de estructuras
impresionantes llamadas “figuras”acuáticas-sonoras” haciéndolas visibles por
medio de reflectancias luminosas especiales, para luego fotografiarlas y
filmarlas).
O el
Dr. Dieter
Aschoff ,
inventor del conocido test sanguíneo Aschoff, que insistió en
señalar la importancia de la orientación magnética de la sangre ya en todos los
enfermos de cáncer examinados por él, la sangre había perdido su orientación
magnética.
El trabajo
del físico ruso Konstantin Korotkov catedrático de la Universidad de San
Petersburgo, desarrollando en Rusia el Sistema de Bioelectrografía GDV que permite medir los fotones y
electrones de la superficie de la piel y sus parámetros cuánticos, demostrando
la existencia de cuerpos energéticos o de luz.
El espectacular trabajo del doctor Masaru Emoto (1943) graduado en Relaciones Internacionales en el Departamento de Humanidades y Ciencias dela Universidad de
Yokohama en Japón y Doctor diplomado y licenciado en Medicina
Alternativa por la Universidad
Internacional Abierta, que con su trabajo de
investigación procedente del análisis del agua de diversos
países y procedencias mediante la utilización de resonancia magnética, permitió
observar el Hado (energías sutiles relacionadas con la conciencia) y que en su
libro “Mensajes del Agua“ nos muestra unas magnificas imágenes de agua
cristalizada, evidenciando que los pensamientos y las emociones pueden alterar
la estructura molecular del agua haciéndonos comprender la forma tan intima en
la que estamos conectados los seres Humanos, el Agua y el Universo.
El espectacular trabajo del doctor Masaru Emoto (1943) graduado en Relaciones Internacionales en el Departamento de Humanidades y Ciencias de
NVA