La gran protagonista de la evolución es la
experiencia. A través de ella las especies aprenden, desarrollan el instinto y
avanzan. El hombre posee una cualidad única que le aventaja sobre las demás
criaturas: el lenguaje -hablado y escrito- que le permite transmitir sus
experiencias y recibir información de otros. El cerebro humano ha desarrollado
mecanismos capaces de procesar, memorizar y reproducir información. Esta
habilidad ha contribuido grandemente a la evolución de nuestra raza y ha
acelerado el sistema de aprendizaje, pero...
¿Sólo se sabe lo que se
experimenta?
La información no es más que un sistema de
referencias que sólo puede resultar de gran ayuda en el análisis y asimilación
de nuestras propias vivencias, pero que no es, en sí mismo, una fuente de
sabiduría.
Esto parece ignorarlo el sistema de
educación occidental que atesta de información al individuo y sólo considera
aventajado a quien es capaz de almacenar y reproducir más datos. Corremos el
riesgo de descuidar el cultivo de las facultades superiores de la mente, al
potenciar excesivamente los mecanismos automáticos cerebrales que realizan
funciones semejantes a las de los procesadores.
Por otra parte, aceptar como verdad última
la información recibida es el paso definitivo para la robotización del ser
humano. Y no deja de ser irónico que esto ocurra bajo el señuelo de la libertad.
El mundo está plagado de ingenuos que creen que nadan en un océano de libertad
sólo porque se les otorga el derecho a tomar pequeñas opciones, mientras se les
condiciona culturalmente desde la infancia por medio de la información.
La información es útil cuando el individuo
puede filtrarla con ayuda de la discriminación y metabolizarla con la propia
experiencia. En todos los demás casos constituye una programación, un lavado de
cerebro. La persona informada, como las computadoras de la quinta generación,
parece muy inteligente, pero no lo es. En cambio, sí resulta útil al cumplir
fielmente las funciones para las que ha sido programada. Mientras no haya una
individualidad soberana que utilice inteligentemente la información en lugar de
mimetizarse con ella, el hombre no será libre por más que muchos proclamen la
libertad como bandera. Creérselo forma parte del programa.
Hay campos en los que la información
transmite el conocimiento práctico acumulado por la especie y es
extraordinariamente útil. Pero hay otros, que la mente tiende a aceptar con la
misma reverencia casi religiosa, en los que la información no es más que la
interpretación subjetiva de la experiencia de otra persona. Aquí es donde la
discriminación ha de intervenir de manera implacable.
· Sólo aquel que ha recorrido la senda de
la sabiduría puede indicar el camino, pero son pocos los que le escuchan y le
creen.
· Ninguna religión tiene el monopolio del
Creador, ya que él es Único y ellas son diversas. Sabe el sabio que la esencia
de todas es la misma, cuando ellas enseñan el Amor y viven el Amor, pues de lo
contrario no son sino cuentos.
http://www.proyectopv.org/
http://www.proyectopv.org/1-verdad/101marcosvidainterior.htm
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