Oír es pasivo, en nuestro
ambiente hay muchos sonidos pero no logramos integrarlos. Sin embargo escuchar es integrar, requiere la
motivación para poner atención para enfocar el oído captando selectivamente
ciertos sonidos, y enmascarando los sonidos o ruidos que no nos interesan.
Escuchar nos permite relacionar con el mundo, y percibir cómo el mundo se
relaciona con nosotros. Es un proceso
continuo que moldea nuestras conexiones con nosotros mismos, con las demás
personas, y con el aprendizaje.
Escuchar implica muchas
funciones. En la escucha participa todo el cuerpo: la postura de escucha
involucra gran parte de los músculos del cuerpo y la voz se modifica
enriqueciéndose y haciéndose más nutridora para sí mismo y para quienes lo
escuchan. Otra función importante del oído es: ser una dinamo de carga para la
cabeza cerebral. El oído es proveedor de la energía vital para todas nuestras
actividades e incluso para aumentar nuestro estado de conciencia.
Una gran variedad de disfunciones
de aprendizaje y de comunicación tienen un componente relacionado con una
escucha afectada por tensiones que pueden variar desde problemas durante la
etapa prenatal hasta situaciones de salud como otitis media recurrente en los
primeros años de vida.
En situaciones de estrés, la
mayoría de los adultos estamos cada vez más cansados, toleramos menos el ruido
y no tenemos la motivación de poner atención, ni de hablar, ni de cantar,
entrando en un estado de privación sensorial y de tensión. Un cambio muy
efectivo para corregirla es a través de estimulación sensorial por vía
auditiva, en un programa integral.
El oído es el primero de nuestros
sentidos en desarrollarse completamente, tiene un papel primordial de
estimulación sensorial en la ontogenésis del cerebro y del sistema nervioso
durante la etapa prenatal. El escuchar es vital durante todas las etapas del
desarrollo, la infancia, los años escolares, la vida adulta y la tercera edad.
Precisamente porque el escuchar es tan básico, una distorsión puede afectar a
tantas áreas de importancia en la vida humana. Afortunadamente a través de la
Terapia Auditiva es posible mejorar la escucha, lo que permite al individuo
realizar más ampliamente su potencial humano.
"Oír
es una acción pasiva que se ubica dentro del territorio de la sensación,
mientras que escuchar es un proceso activo que se ubica dentro del territorio de la
percepción. Los dos son totalmente diferentes. Oír es esencialmente pasivo; el
escuchar requiere adaptación voluntaria. Cuando
el oír da paso a escuchar, la conciencia de uno se aumenta, la voluntad se
activa y todos los aspectos de nuestro ser se involucran al misrno tiempo.
La concentración y la memoria, nuestra inmensa memoria, son testimonios de
nuestra habilidad de escuchar". –
Alfred
A. Tomatis, 1987.
NVA
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