viernes, 14 de noviembre de 2014

DIA MUNDIAL DEL RECUERDO DE LAS VICTIMAS DE ACCIDENTES DE TRÁFICO. TERCER DOMINGO DE NOVIEMBRE.

Cada año se celebra el Día Mundial del Recuerdo de las víctimas por accidente de tráfico. Se trata de un día en recuerdo de todas aquellas personas que perdieron la vida en un accidente de tráfico, así como la concienciación de la población para evitar gran mayoría de las muertes debidas a la acción de los seres humanos.


La Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2005, instó a todos los gobiernos a la celebración de un día en recuerdo a las víctimas de los accidentes de tráfico. Su principal objetivo fue ayudar a las familias que han vivido una tragedia de accidente de tráfico así como ayudar al reconocimiento de las víctimas.

El principal objetivo del día del Recuerdo de las víctimas por accidente de tráfico es el de adoptar todas aquellas medidas posibles para prevenir y evitar accidentes de tráfico que muchos de ellos llegan a ser mortales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alienta cada año a los gobiernos para que se involucren en concienciar a la población de las consecuencias, costes y medidas a llevar a cabo y de este modo no se produzcan tantos accidentes al año.

Es necesario concienciar a conductores, pasajeros y peatones sobre la responsabilidad que les asiste en preservar la vida, por medio del respeto a las autoridades y normas de tránsito, porque la vigencia de los derechos humanos es responsabilidad de todos, y se solicita a las múltiples autoridades involucradas a trabajar en coordinación permanente porque ¡basta ya de tantas muertes inútiles!

En esta lucha los docentes y familias tienen que seguir trabajando en iniciar y transmitir a los más pequeños las nociones básicas de seguridad vial. Concienciarles a través de buenas prácticas, ya que una educación vial de calidad hoy es evitar los riesgos del mañana

¿Qué nociones debemos ir transmitiendo a nuestros alumnos e hijos?


·  Los semáforos: descúbreles qué significan los colores del semáforo y enséñales a respetarlos. En el caso de que no haya semáforos, muéstrales quienes son los policías de tránsito y cómo deben seguir sus indicaciones.
·  Las señales de tráfico: al igual que con los semáforos, comienza a transmitirles el significado de la iconografía  y los colores de cada una de ellas. Además, hazles comprender que la velocidad al volante es mala compañera.
·  Cómo ser un buen peatón: utilizar las aceras y no las carreteras, cruzar únicamente por los pasos de cebra, mirar a los dos lados antes de cruzar la calle, respetar los semáforos y señales, y si se circula de noche utilizar ropa de colores llamativos.
·  El cinturón de seguridad: recuérdales siempre la importancia de tener abrochado el cinturón cuando viajen en cualquier tipo de transporte.
·  Aprender a circular en bicicleta: es el primer medio en el que se inician los más pequeños, por lo que debes enseñarles la importancia que tiene tenerla siempre en buen estado, con la iluminación adecuada, usar siempre casco y utilizar ropa llamativa para ser visibles para el resto de vehículos.
·  La responsabilidad en los transportes colectivos: enséñales a no sacar ninguna parte de su cuerpo por la ventanilla, a no caminar por los pasillos de los autobuses y a llevar siempre abrochado el cinturón de seguridad.

Factores causantes de los accidentes

El factor humano
Es bien conocida la gran incidencia del factor humano (conductor o peatón) en el  desencadenamiento de los accidentes, ya que en la inmensa mayoría de los accidentes se  registra en algún momento un fallo humano.  Para poder conducir adecuadamente se precisan unas mínimas condiciones físicas y  unos conocimientos sobre la conducción. Sin embargo, no se precisan unas aptitudes  físicas excepcionales e incluso personas con defectos físicos importantes conducen bien  con vehículos preparados para ellos, sin que se registren mayores índices de accidentes  que en otras personas.  Los conocimientos necesarios tampoco son difíciles, pero la práctica demuestra que  además de saber lo preciso para aprobar un examen de conducir, hace falta alguna  experiencia en la conducción real. Por ello los conductores que no han recibido otra  información que la exigida para obtener el citado permiso suelen tener accidentes con  mayor frecuencia de lo normal durante el primer año de práctica, mientras que los  conductores que recibieron cursos especiales de formación tienen siempre menores  índices de accidentes.

Responsabilidad del factor humano en los accidentes
La responsabilidad del factor humano en la producción de accidentes se cifra  aproximadamente en el 90% de los casos. Las causas hay que buscarlas en diversos factores, destacando por encima de los demás  las causas psíquicas, la búsqueda del riesgo, causas físicas, falta de respeto a las Normas  de Circulación y a deficiencias en la percepción. Según diversas estadísticas efectuadas se podría hacer el siguiente resumen de causas de  la accidentalidad:

Por infracciones al Código 50
Por velocidad excesiva 25
Por alcoholemia 12
Estado físico del conductor 8
Estado de la vía o del vehículo 5

Se han realizado numerosas investigaciones para ver el peso diferencial que pueda tener en la accidentalidad cada uno de los grandes componentes del sistema de tráfico. Cabe destacar el proyecto REAGIR, desarrollado en Francia durante muchos años y en el que se han estudiado a fondo miles de accidentes; los estudios llevados a cabo por el Transport Research Laboratory (TRL) en Gran Bretaña; o en Estados Unidos, los realizados por la National Highway Traffic Safety Administration o el Indiana Tri-Level Study, una investigación llevada a cabo durante más de cinco años sobre unos cinco mil accidentes de circulación de todo tipo. Esto últimos estudios realizados en EEUU están considerados entre los más importantes y completos del mundo, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo. Sus hallazgos son prácticamente coincidentes. En concreto, en el realizado por la Universidad de Indiana descubrieron que entre los factores causantes del accidente de tráfico, el factor humano se encontraba implicado entre el 93 y 71% de los casos; los factores ambientales entre el 34 y el 12% y las causas debidas al vehículo entre el 13 y el 4,5%.”


Causas de accidentalidad
Es la velocidad excesiva, la que tiene el privilegio de ocupar el primer lugar dentro de  las enumeradas anteriormente.

Factores que favorecen la accidentalidad

La distracción
Uno de los elementos subjetivos que interviene con mayor frecuencia en los accidentes  de tránsito es la distracción que se presenta tanto en el conductor como en los  peatones o pasajeros, quienes por negligencia o descuido se exponen a sufrir diversos  accidentes con consecuencias lamentables para su vida o integridad física.  Si bien el ser humano tiene la necesidad de distraerse para olvidar momentáneamente  sus problemas o las situaciones negativas que lo afligen, esto no quiere decir que deba  exponerse a peligros que atenten contra su propia integridad física. Por ello, es  importante controlar nuestras distracciones, sobre todo aquellas que afectan al  desarrollo personal frente a la realidad del tránsito, que es cada día más complejo y  heterogéneo.  La distracción es un estado psicológico de dispersión mental que impide temporalmente  a una persona prestar la debida atención a las cualidades del objeto, es decir, que  constituye una incapacidad transitoria para captar o aprehender las características de los  objetos o hechos reales. Entre las causas de distracción más comunes destacan: hablar con el teléfono móvil,  estar agobiado por problemas, no ver las señales de tráfico, conducir con prisas,  discusiones con los pasajeros, sueño, leer o consultar mapas, encender cigarrillos,  manipular equipos de música o no utilizar las medidas de seguridad activa


El alcohol
El alcohol tiene un efecto tóxico hacia el sistema nervioso y ejerce un efecto  adormecedor sobre algunas de sus funciones, por lo que los reflejos se retardan y la  visión se hace menos nítida. Pero también provoca otros efectos, como esa agresividad,  latente en muchos conductores, pero que se presenta en toda su virulencia cuando se ha  tomado alguna copa de más.  Está demostrado que cuando el contenido de alcohol en la sangre sobrepasa el uno por  mil (alrededor de medio litro de vino), el porcentaje de errores cometidos al conducir  aumenta muy rápidamente.  El problema del alcohol en la conducción presenta un doble aspecto. Por una parte el de  las personas alcoholizadas, que aunque procuran conducir con prudencia suelen cometer
errores con consecuencias gravísimas. En este caso poco frecuente hay que impedirles  que puedan conducir hasta que reciban el tratamiento médico necesario para corregir su  estado. Por otra parte está el caso de los bebedores no habituales, pero que en alguna  ocasión beben en exceso, y que sin percatarse de su estado conducen de forma  imprudente. Esta situación trata de combatirse actualmente con concienciación del  público respecto el peligro de conducir tras haber ingerido bebidas alcohólicas y con  vigilancia policial. Entre 4 y 8 de cada diez fallecidos en accidentes de tráfico superan los 0,5 gramos por  litro de alcohol en la sangre, según los datos oficiales. La variación entre 4 y 8,  muy grande, hace referencia a diversas fuentes y a los diversos estudios, a estadísticas y  a extrapolaciones ya que en muchos de los casos en los que se produce un accidente no  se hace la prueba a las víctimas de dicho siniestro.


Actualmente, los límites de alcohol en sangre permitidos para conducir un vehículo a  motor están fijados en 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre para aproximarnos a  los valores medios vigentes en los distintos países de la Unión Europea. Un valor que es  difícil de personalizar para cada persona en forma de bebidas porque depende mucho  del peso de la persona y de la manera de asimilar el alcohol. En función de que se coma  algo sólido mientras se bebe hace que varíe mucho el grado de alcohol en sangre aunque  se haya bebido la misma cantidad de alcohol. Uno de los colectivos con mayor riesgo de accidentes provocados por el alcohol, y  sobre todo durante los fines de semana, es el de los jóvenes. Y máxime cuando tienen  poca experiencia al volante. Por ello, los organismos competentes han impuesto una  limitación específica para los conductores llamados noveles con menos de dos años de  antigüedad en el carné de conducir. Así, el límite genérico de alcohol en sangre se sitúa  en 0.5 gr/l, mientras que para los conductores noveles y profesionales se ha fijado en 0.3 gr/l. Creo que debería ser 0 gr/l.  para el que conduce, sin paliativos.

Sin duda la mejor manera de evitar riesgos de sufrir accidentes es que cuando uno beba  no conduzca. En los grupos, cuando se sale a cenar, o a tomar copas, siempre debe  haber una persona que no beba y conduzca para poder llevar a los demás a sus casas  sanos y salvos. De lo contrario, estaremos en peligro durante toda la noche y, lo que es  mucho más grave, estaremos poniendo en peligro la vida del resto de los usuarios que  circulan por las calles, lo que es una postura totalmente incívica.  Es grave el problema del alcoholismo en España, que cada año hace perder muchas  vidas humanas, pero aún es mucho más grave cuando conlleva accidentes en los que  pierden la vida personas inocentes y que se ven involucradas en siniestros por culpa de  la irresponsabilidad de los demás.

La compensación del riesgo
Todo ser humano, y en general, cualquier ser vivo con capacidad de regular  autónomamente su conducta, que se encuentra situado en un entorno peligroso, adapta  su comportamiento para optimizar la relación entre la satisfacción de sus deseos y los  riesgos que comporta satisfacerlos. Si cambia el nivel del riesgo que percibe, modificará  consecuentemente su comportamiento para alcanzar de nuevo una posición óptima. A  ese mecanismo psicológico de adaptación del comportamiento al cambio del nivel de  riesgo percibido en el entorno se le denomina «compensación del riesgo».  En el caso concreto de la conducción de automóviles, cada conductor establece su  propio balance subjetivo entre los beneficios que obtiene de una forma de conducción  determinada (tiempo de viaje, sensaciones a bordo del vehículo, relación con otros  conductores, etc.), y el riesgo que percibe asociado a esa forma de conducción.  Lógicamente, procura optimizar su propio balance entre beneficios y riesgos, adoptando  la forma de conducir que a su juicio es la más idónea. En consecuencia, la teoría de la compensación del riesgo aplicada al tráfico establece  que, por término medio, los conductores adoptarán modos de conducción más  arriesgados cuando perciban que se encuentran en un entorno con mayores protecciones  técnicas, ya sea en su vehículo o en la infraestructura por la que circulan. Debido a ello,  las mejoras introducidas en el entorno técnico del tráfico pueden quedar total o  parcialmente neutralizadas por los mecanismos psicológicos de compensación del  riesgo, o incluso en ocasiones pueden quedar sobre neutralizadas, dado que los  mecanismos de compensación tienen una base estrictamente interpretativa y subjetiva.
Estos enfoques del problema de los accidentes de automóvil conducen a políticas muy  diferentes de las que preconiza la ingeniería de seguridad vial convencional. En efecto,  si se asume que el objetivo primordial de la política de seguridad vial debe ser la  reducción de los daños personales causados por el tráfico, y se observa que las medidas  técnicas que actúan sobre el riesgo pueden ser anuladas por los mecanismos de  compensación, si se quiere obtener resultados positivos sólo caben dos estrategias, o  diversas combinaciones de ambas.
La primera estrategia viable es, obviamente, la reducción del peligro: la mejor política  de seguridad vial será aquella que persiga como objetivos principales la reducción del  número de vehículos en circulación, la reducción del peso de los mismos y la reducción  de la velocidad de circulación. En términos de intervención política, estas tres reglas  tienen una lectura muy concreta: trasvase de viajeros desde el automóvil privado hacia  los medios de transporte colectivos, limitaciones legales de tamaño y potencia de los  automóviles y limitaciones generalizadas de velocidad con exigencia estricta de su  cumplimiento.
La segunda es la de actuar sobre el nivel de riesgo percibido por los conductores, más  que sobre el nivel de riesgo técnico. Dado  que, el comportamiento de los conductores está condicionado por los  mecanismos de compensación del riesgo, las políticas de seguridad vial deberán aplicar  medidas que tiendan a incrementar la percepción de los riesgos del tráfico por parte de  los conductores. Así, éstos tenderán a utilizar menos el automóvil de  modo menos arriesgado.
Para conseguir este objetivo, es necesario intensificar la concienciación social acerca del  verdadero alcance de los peligros del tráfico, y de lo éticamente inadmisibles que son  los niveles de accidentalidad que se registran en todos los países, incluso en los más  avanzados en la materia. De este modo, el punto de compromiso de aceptación de  riesgos por los conductores se puede ir inclinando progresivamente del lado de la  seguridad. Asimismo, es necesario que el entorno viario, y los propios automóviles,  hagan al usuario consciente de la situación de riesgo en el que se encuentra, en vez de  intentar ocultársela proporcionándole una falsa sensación de seguridad e incluso de  invulnerabilidad como hacen la mayor parte de las medidas de la ingeniería de  seguridad vial.




Fuentes:
https://upcommons.upc.edu/pfc/bitstream/2099.1/6321/7/06.pdf
https://www.google.com/?gws_rd=ssl#q=factores+que+influyen+en+los+accidentes+de+tr%C3%A1fico
http://www.causadirecta.com/component/jevents/eventodetalle/22/11/-?Itemid=1&pop=1&tmpl=component
NVA


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