Educar es
una de las tareas esenciales de los padres. Por ello, toda ayuda es poca. Una
nueva guía recoge información acerca de las particularidades de los hijos de 0 a 18 años y orienta a los
padres sobre el modo de afrontar y resolver conflictos. De su contenido es
posible entresacar, al menos, una decena de consejos: hay
que conocer a los hijos, protegerles desde que son bebés, permitirles explorar
el entorno, tener paciencia con ellos a la vez que se ponen límites y normas,
detectar posibles problemas de inseguridad, establecer un diálogo continuo,
crear un vínculo afectivo, solucionar conflictos de manera pacífica, fijar
sanciones proporcionadas y mantener una comunicación asertiva. De este modo, se
consigue educar en positivo a los hijos, es
decir, con disciplina, diálogo y confianza.
Diez consejos para educar a los hijos
Un
decálogo específico para los padres. Diez consejos que les ayudan a educar a
sus hijos con el fin de evitar las riñas y los enfados, a
la vez que se crea un clima de diálogo y confianza.
Educar en positivo no es fácil y, por ello, una guía publicada por el Ministerio de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad y
la ONG Save the Children esclarece
cómo hacerlo. Titulada "¿Quién te quiere a ti?",
entre otras, la guía aporta las siguientes pautas.
1. Conocer a los hijos. Cada niño es único, nunca se debe
caer en las comparaciones con otros. El proceso individual de desarrollo marca
las actitudes de los hijos y debe servir para que los padres les comprendan.
Hablar con otros padres y con los propios hijos permite distinguir los
comportamientos típicos de cada edad o etapa, para saber cuándo se puede
considerar que una reacción responde a un patrón general o no.
2. Proteger al bebé. Desde pequeños, los hijos reconocen
a sus padres. Les tranquiliza escuchar su voz y sentirse protegidos. Es
fundamental que los progenitores les transmitan afecto y atención para que
adquieran confianza y se sientan tranquilos.
3. Permitir que los pequeños exploren el entorno. Hasta
los 3 años, es frecuente que los niños tiren objetos al suelo o rompan, de
manera fortuita, otros artículos de decoración. Es esencial no enfadarse cuando
esto ocurra, sino garantizar un entorno seguro a los pequeños, hablarles y
escucharles cuando ellos se expresen.
4. Paciencia, límites y normas. A partir de los 3 años,
llega el momento de "introducir normas de convivencia en casa" y
explicar a los hijos los motivos de estas normas. Los niños han de saber que no
siempre conseguirán todo lo que quieran, pero sin rabietas. El autocontrol y la
protección son dos enseñanzas básicas que deben transmitirles los padres.
Aunque se les pongan restricciones, siempre se estará a su lado.
5. Detectar problemas de inseguridad. De los 6 a los 10 años, los niños son
especialmente sensibles y vulnerables. Su autoestima se
daña con facilidad y, por ello, hay que cuidar las críticas. Es importante
reconocerles lo que hacen bien y "estar atentos a síntomas de inseguridad
en la escuela, ya que pueden provocar tristeza, apatía o rabia". No hay
que magnificar las equivocaciones, se debe evitar que el niño vea estos errores
como fracasos y debe sentirse siempre apoyado.
6. Mucho diálogo en la adolescencia. La adolescencia es
la etapa más complicada. Los amigos cobran importancia, se experimentan cambios
físicos, psicológicos y conductuales y son frecuentes los extremos (confianza
exagerada, vergüenza excesiva, terquedad, tranquilidad). Padres e hijos han de
pasar tiempos juntos, mostrarse cariño y comprenderse mutuamente. Hay que
potenciar su autoestima.
7. Crear un vínculo afectivo. No hay que tener miedo
a expresar los sentimientos, al contrario. Es frecuente ser amable con personas
ajenas a la familia o los amigos, mientras que con estos no siempre se trabaja
la afectividad. Crear un vínculo entre padres e hijos favorece el equilibrio
emocional y una relación más sana.
8. Solucionar conflictos de manera pacífica. Los
gritos son enemigos del entendimiento. Siempre que surja un conflicto, se debe
resolver de manera tranquila, sin alterarse. Sobre todo, los padres han de
escuchar a los hijos, ponerse en su lugar, mantener un clima de respeto y
cordialidad y negociar con ellos las soluciones.
9. Sanciones. Las sanciones no tienen que interpretarse
como castigos,
sino como herramientas para establecer límites. Las sanciones deben comunicarse
de antemano, para que los hijos las conozcan, ser proporcionadas, aplicarse
cuando se detecte el motivo de la misma y aplicarse, una vez más, sin
enfadarse, sino con una actitud tranquila y firme.
10. Comunicación asertiva. La claridad debe ser
una constante en los mensajes que se transmitan a los hijos, pero además, hay
que asegurarse de que estos los reciben. La relación ha de ser cordial y
establecerse siempre a partir del diálogo y no de la imposición, por ninguna de
las partes.
La
guía se completa con un blog, donde un grupo de
expertos y padres orienta a otros padres sobre la experiencia
de serlo.
Educar a los hijos, el papel más importante de la familia
Criar
y educar a los hijos se considera el papel más importante de la familia,
seguido de proporcionar amor y afecto
El Centro de Investigaciones Sociológicas
(CIS) cuestionaba acerca de la familia. Entre las preguntas, se interrogaba
sobre el papel más importante que cumple la familia en nuestra sociedad. La
respuesta del 49,3% de los encuestados no dejaba lugar a dudas: criar y educar
a los niños. En segundo lugar, proporcionar amor y afecto.
Pero
no siempre es fácil o quizá se complica más de lo necesario. Es más frecuente
comer, cenar o ver la televisión con los hijos, que llevarles a la guardería,
colegio o instituto, ayudarles con la tarea escolar, jugar, leerles o contarles
un cuento. Eso sí, el 91,5% de los encuestados aseguraron dar muestras de
cariño y mimos a sus hijos cada día.
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