La maternidad es sinónimo de cambio y de nuevas
preocupaciones. Cambio en la organización y vida familiar
pero, también, en la forma de ver la vida. El nacimiento de un bebé trastoca
los esquemas de una mujer, modifica el orden de sus prioridades y conlleva la
aparición de nuevos problemas. El estado de salud de los hijos, el tiempo dedicado a ejercer de madre y estar
cerca de los pequeños y que el niño sea feliz son las principales inquietudes de las madres.
Ser madre cambia la vida. Y
no es un tópico. La organización del hogar, la agenda del día, los planes de comida,
incluso los objetivos laborales se modifican en ocasiones cuando un nuevo
miembro entra a formar parte de la familia. Pero estas son solo alteraciones
estructurales. La llegada de un hijo implica, sobre todo, un cambio en las
prioridades de la mujer, una importante responsabilidad y, además, nuevas preocupaciones asociadas a la maternidad.
La
llegada de un hijo implica un cambio en las prioridades de la mujer
Tal
como señala la encuesta 'Lo
que importa a las madres en Europa', realizada en 2011 por la delegación
europea del Movimiento Mundial
de Madres (MMM Europa), un órgano consultor de la UNESCO , para conocer sus
preocupaciones y prioridades, "la responsabilidad de la maternidad supone
un reto máximo y muy exigente". Según este estudio, en el que han
participado más de 11.000 mujeres de 16 países europeos (el 15% de ellas
españolas), las
principales inquietudes de las madres actuales están
relacionadas con el bienestar de sus hijos, la conciliación
laboral y familiar y la gestión del tiempo.
1. El
estado de salud de los hijos
El miedo a que un hijo padezca una enfermedad grave
o sufra un accidente está siempre presente
Para
las madres es vital que sus hijos tengan un buen estado de salud.
Un resfriado, una infección o una pequeña contusión son males menores que,
aunque preocupan (sobre todo cuando son bebés), tienen por lo general una
rápida recuperación. Sin embargo, el miedo a que un hijo padezca una enfermedad
grave o sufra un accidente está siempre presente.
Para
minimizar esta preocupación, madres y padres pueden adoptar algunas medidas
preventivas que están a su alcance: mantenerse alerta y actuar ante los
posibles síntomas de una enfermedad, atender
al calendario de vacunaciones infantil y evitar, en la medida
de lo posible, situaciones de riesgo que puedan provocar accidentes del
pequeño en el hogar o fuera de él.
2. El
tiempo dedicado a ejercer de madre: nunca es suficiente
El
90% de las madres desean ocuparse de sus hijos
Según
la encuesta de MMM Europa, un 89%
de las madres desean estar y ocuparse de forma personal de sus hijos en
ciertas etapas de su vida. Sin embargo, tres de cada cuatro madres admiten,
también, que quieren participar en el mercado de trabajo en determinados
periodos. Es la eterna lucha por la conciliación
laboral y familiar.
El
sentimiento de culpabilidad que aborda a muchas madres trabajadoras por no
pasar con sus hijos todo el tiempo que desean -o consideran necesario- afecta a
su bienestar, en especial cuando los pequeños son menores de tres
años. La situación económica familiar es determinante en estos casos
para buscar una solución a esta preocupación. Reducción de jornada, excedencia,
cambio a un trabajo a tiempo parcial o abandonar la actividad laboral son
algunas de las alternativas, no siempre deseadas o posibles, por las que se
suele optar.
3. Qué el
niño sea feliz
Procurar
la felicidad de los hijos es
una de las principales inquietudes de una madre, según revela el estudio
europeo. Una inquietud que puede transformarse en un problema cuando la
angustia crece. El bienestar emocional del pequeño durante la infancia influirá
de forma significativa en su desarrollo hacia la vida de adulto y puede ser
determinante en otros ámbitos, como el académico.
El
sentimiento de culpabilidad por no pasar el suficiente tiempo con los hijos
provoca, en ocasiones, que las madres confundan el deseo de hacer al niño feliz
con darle, o dejarle hacer, todo lo que quiera. Sin embargo, la felicidad no se basa en la permisividad. El
pequeño será más feliz si convive en un entorno en el que predominan las buenas
relaciones afectivas entre los miembros de la familia y donde las normas y los
límites le permitan apreciar el valor de las cosas.
Responsabilidad desde el embarazo
Ya
desde el embarazo, la madre se prepara para asumir la responsabilidad sobre su
hijo, inquietud que le acompañará el resto de su existencia. Así lo constata el informe científico 'Células
madre y vínculo de apego en el cerebro de la mujer', dirigido por Natalia
López, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de
Navarra.
Según
este estudio, la fuerte inclinación de
la madre hacia el cuidado y protección de bebé podría tener una explicación
biológica. Durante la gestación, su cerebro cambia para dar
respuesta a las necesidades del pequeño y se inicia un vínculo de apego
maternal que se refuerza más tarde con la liberación de oxitocina (hormona) que
se produce en el parto y durante la lactancia.
Fuente: MARTA
VÁZQUEZ-REINA
NVA
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