martes, 2 de septiembre de 2014

LOS SIETE PRINCIPIOS HERMÉTICOS

De Hermes Trismegisto proceden las investigaciones numéricas y físicas de los pitagóricos, que nos dieron la matemática, la geometría y la música.


El nombre de Hermes Trismegisto es de origen griego y significa "Hermes, el tres veces grande". Su identidad, se pierde en la noche de los tiempos remontándose al Egipto PRE-faraónico, mucho antes de Moisés. Ciertas tradiciones hebreas lo consideran contemporáneo de Abraham
.
Una versión sustenta que el nombre de Hermes Trismegisto no designa a una personalidad individual, sino que constituye un conjunto de enseñanzas elaboradas en Egipto y enriquecidas a lo largo del tiempo. Plutarco afirma que "se cree que Hermes fue el primero en Egipto que conoció los caracteres de los dioses".

Se trata de la lengua sagrada en la que el signo y cosa eran lo mismo, y donde conocer el signo era estar en posesión de la cosa. Hermes dominaba la ciencia de este lenguaje sagrado que confería poderes mágicos a quien lo conocía. Por ello a él también se refieren los cabalistas (Moisés, a partir del cual se inició la cábala, era un discípulo de Hermes) y las escuelas de simbología de todos los tiempos.

De Hermes proceden las investigaciones numéricas y físicas de los pitagóricos que, si por un lado dieron la matemática, la geometría y la música, por otro desarrollaron toda una rama hermética acerca de la unidad, la dualidad, el ternario, etc. La "armonía de las esferas", la "música celeste, tan estudiada por los hermetistas del Renacimiento (con su derivación en el arte, la mecánica o la astronomía: Leonardo Da Vinci, Isaac Newton, y otros) tienen su fuente en Hermes Trismegisto, a través de los griegos.

También encontramos en él, aunque este es un aspecto menos conocido del Corpus Hermeticum, muchas enseñanzas sobre la teoría de los ciclos, de las edades del mundo, tanto de la tierra como de la totalidad del devenir cósmico. Incluso la física moderna  ha tenido que recurrir a los postulados teóricos de los pre-socráticos, la mayoría de los cuales se originan en el saber egipcio. Lo mismo sucede con las matemáticas que redescubren el número pitagórico, procedente directamente de Hermes según las declaraciones del propio Pitágoras.

El lenguaje del Corpus Hermeticum El lenguaje de Hermes es alegórico, por lo tanto, su comprensión resulta algo obscura. La obra de Hermes Trismegisto requiere atención y esfuerzo de parte del lector, si es que no quiere limitarse a encontrar en ella un saber erudito de tipo histórico sobre algunos aspectos del mundo antiguo. Exige además, una cierta disposición espiritual. Las enseñanzas de Hermes Trismegisto se transmitieron oralmente durante miles de años. Aun hoy, muchas de ellas siguen transmitiéndose así. Los documentos más antiguos que se conocen se remontan al siglo II antes de Cristo y el cuerpo fundamental del Corpus Hermeticum fue fijado en griego aproximadamente entre los años 100 y 300 de la era cristiana.

Los siete principios herméticos "Los principios de la verdad son siete; el que comprenda esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par". (El Kybalion)

Los siete principios sobre los cuales se basa toda la Filosofía Hermética son los siguientes:

El principio de Mentalismo.
                               
"El todo es mente, el universo es mental."

Este principio explica que la  Mente es el principio común del universo y la  energía la única  fuerza esencial de la composición química de los elementos. La energía mente se manifiesta en una escala infinita de vibraciones, de lo más denso a lo más sutil, conformando así los diversos materiales y elementos del universo. Desde el punto de vista del que piensa, lo pensado es fantasía, ilusión, pero cada cosa tiene entidad real dentro de su escala vibratoria. La materia nace del pensamiento. El hombre también crea a través de su mente. La energía del pensamiento humano es capaz de crear la materia cuando alcanza la suficiente densidad vibratoria.

El principio de Correspondencia

"Como arriba es abajo, como abajo es arriba."

Este principio se refiere a la similitud o sintonía entre los diversos planos vibratorios del universo. Las mismas leyes de lo denso actúan en lo sutil, y viceversa. El principio de Correspondencia actúa haciendo que lo similar se agrupe con lo similar por una sintonización de la frecuencia vibratoria y explica la constante relación entre los acontecimientos internos y externos. Hay una influencia recíproca entre el ser humano y la naturaleza, y entre nuestro mundo interno y nuestra realidad material. De esta manera, operando en nuestra realidad externa influenciaremos nuestro mundo interno y viceversa.

El principio de Vibración

"Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra."

Este principio explica las diferencias entre las manifestaciones de la materia, la mente y el Espíritu. La materia y la energía no son más que el resultado de estados vibratorios diferentes. El espíritu es un extremo polar vibratorio más elevado y la materia un extremo polar vibratorio más denso. Entre ambos extremos, nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros deseos, impulsos, son estados vibratorios de frecuencias intermedias. Nuestros pensamientos, emociones, deseos e impulsos son solamente estados vibratorios.
Nuestro cuerpo físico es un conjunto de sistemas que vibran a una misma frecuencia, y la salud es solamente la armonía vibratoria de los sistemas biológicos. En el terreno de nuestra vida personal todo gira en torno a la vibración; si estamos alegres es por una vibración positiva; la tristeza es una vibración negativa. Nuestro pensamiento nos hará ser más o menos inteligentes de acuerdo a nuestra vibración mental. Cada persona tiene un largo de onda mental que le es propia, de acuerdo a la frecuencia vibratoria de su inteligencia.
Los hábitos de conducta, los estados emocionales, los pensamientos habituales, las normas morales y espirituales del individuo determinan la bondad o inconveniencia de sus estados vibratorios, lo que a su vez influye de manera decisiva en su vida cotidiana. Las vibraciones positivas o negativas se van acumulando en el individuo y en cierto momento esta acumulación estalla por un detonante y se producen acontecimientos fastos o nefastos.

El principio de Polaridad

"Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi-verdades; todas las paradojas pueden reconciliarse."

La polaridad mantiene el ritmo de la vida. Conocemos la existencia de algo por el contraste de su opuesto. Así encontramos: luz - oscuridad / amor - odio / espíritu - materia / vida - muerte / bien - mal / vigilia - sueño / valor - miedo / alegría - tristeza. Los opuestos se presentan siempre en el mismo elemento. El principio de polaridad funciona a lo largo de una escala vibratoria de grados que va de lo positivo a lo negativo, siendo lo positivo de naturaleza superior a lo negativo: en cada cosa hay dos polos, en la temperatura está el frío y el calor, y aunque son opuestos son una misma cosa. El espíritu y la materia son la misma cosa pero se manifiestan vibracionalmente de manera opuesta.
Cualquier fenómeno tiene la posibilidad de su manifestación contraria, y es factible cambiar algo no deseable en/con su condición opuesta. Esta es la base de la transmutación mental, el arte de polarizar. Lo no deseable se neutraliza, cambiando su polaridad. Los extremos se tocan; los dos extremos de la polaridad se atraen mutuamente. Es por esta razón por lo que es más fácil transformar el odio en amor que desde la indiferencia. La distancia más corta en este caso no es la línea recta, sino el círculo. Este principio, a nivel práctico, permite apreciar los obstáculos de la vida en su justo valor, ya que posibilita que una situación conflictiva pueda ser cambiada gradualmente a través de una adecuada polarización en lo opuesto. El cambio de un grado a otro de la escala vibratoria se consigue mediante la voluntad y el autodominio.

El principio del Ritmo

"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve, como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación."
El principio del Ritmo nos muestra que todo en el Universo se encuentra en constante transformación y movimiento, y dentro de él nada está inmóvil o estancado. Este principio es perfectamente observable: todo en el Universo nace para alcanzar una cumbre, decaer y destruirse, completando un ciclo vital y volviendo a comenzar. (Entropía)  Esto ocurre en todos los planos: personas, pueblos, civilizaciones, planetas... El símbolo de este principio es el péndulo. El principio del ritmo, junto con el de polaridad, mantiene el proceso de la vida.
La vida se mueve rítmicamente entre dos polos, (vida - muerte) y el secreto está en mantener la tensión y el equilibrio entre ellos. La polaridad y ritmo comandan al organismo en sus más delicados procesos. La enfermedad es el quebrantamiento del ritmo o la perturbación de la polaridad de los sistemas que componen el cuerpo. Este flujo y reflujo se manifiesta no solo en nuestro cuerpo, sino también en nuestras emociones, instintos, pensamientos, e incluso en las diferentes situaciones vitales que vivimos. En el caso de estar inmerso en un ritmo negativo, la tendencia natural es que ese ritmo se mantenga, y solo podrá cambiarse con una toma de conciencia y ejerciendo la voluntad para crear deliberadamente un ritmo diferente y opuesto al anterior.

El principio de Causa y Efecto

"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley."

Todo en el universo tiene una causa específica; no hay causa sin efecto, ni efecto que no tenga una causa, y la magnitud de un efecto es equivalente a la importancia de la causa que lo generó. Este principio actúa sobre todos los planos de energía: materia, mente y Espíritu. No existe la casualidad, la suerte o el azar; empleamos estos términos solo para referirnos a causas desconocidas. El hombre, en general, sólo conoce los efectos. El hermetista pretende acceder al conocimiento de las causas. A través de este principio podemos comprender la relación que existe entre los sucesos que le ocurren a un individuo y sus acciones del pasado, ya sean de esta vida o de una anterior. En este sentido, la palabra "karma", se refiere a aquella causa cuyo efecto aún no se ha manifestado, ya sea este positivo o negativo.
Este principio brinda una explicación racional a las aparentes injusticias del mundo, cuando observamos efectos cuyas causas no alcanzamos a entender. Al comprender este principio entenderemos que todo lo que sucede en nuestras vidas, favorable o desfavorable, tiene que ver con causas que nosotros mismos hemos puesto en movimiento en algún momento, de forma consciente o inconsciente, y que no tiene sentido culpar a Dios, a los demás o a la suerte, pues somos nosotros mismos quienes labramos nuestra propia vida. No importa que no recordemos el instante, o se nos haya olvidado lo qué hicimos en muchos momentos de nuestra existencia; el principio de causa y efecto siempre se encuentra actuando y se nos presenta de manera inevitable. De forma correspondiente, la comprensión en profundidad de este principio, nos permite encontrar la solución a muchos de los problemas en la vida, al asumir la importancia de generar causas favorables de forma consciente para hacernos acreedores de sus efectos favorables.

El principio de Generación

"La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos."

Género es el impulso de la vida, que no se puede originar ni mantener sin la presencia del polo positivo y negativo. El Universo, en constante cambio, fluctúa entre ciclos de transformación y creación. A nivel físico, por ejemplo, la fuerza de atracción hace girar los electrones (negativo), alrededor del protón (positivo). En los animales y en los seres humanos este ritual de la vida se repite: los espermatozoides son atraídos por el óvulo y cuando uno de ellos logra penetrarlo, sucede la concepción. Los problemas de la vida, por ejemplo, constituyen el polo negativo, fuerza que al ser fecundada por una energía positiva y generadora, permite lograr lo que se desea.
El progreso espiritual también puede verse desde esta perspectiva: así se crea la conciencia, a partir del choque entre la inercia y el poder de la voluntad, dirigida por una mente despierta. Esta ley, nos muestra cómo los principios masculino y femenino están siempre en acción en la Naturaleza. En cada uno de los planos, la energía femenina busca su unión con lo masculino, absorbe de éste lo activo y produce una fuerza nueva. Lo masculino es lo que genera y lo femenino quien lo concibe. La Generación se manifiesta en todos los planos. Esto quiere decir que tanto a nivel físico, como mental, emocional y espiritual este principio actúa, generando de forma constante elementos nuevos en nuestra vida.

Fuente: http://www.vidapositiva.com/hermes-trismegisto-y-los-7-principios-hermeticos.html#.VAYIssV_tFY

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