A la mayoría de las personas les resulta difícil mantener
su atención mucho tiempo. La mente tiende a vagar, aparecen pensamientos y
preocupaciones en la cabeza, te distrae un sonido, una voz, un objeto, de
manera que no siempre resulta fácil mantener la mente centrada.
Sin embargo, el simple hecho de entrenar y disciplinar la
mente aprendiendo a mantener la atención centrada y focalizada, aporta muchos
beneficios, como ha podido comprobarse en los numerosos estudios realizados.
Además, sin controlas tu atención controlarás tu mente, en vez de dejar que
ella te controle a ti.
Beneficios de la meditación
Practicar la meditación hace que te sientas más optimista,
aumenta tu empatía, mejora tu capacidad cognitiva (memoria, atención,
concentración, rendimiento académico), mejora tu autocontrol y tu
autoestima, reduce el estrés, aumenta la salud física, reduce la ansiedad, la
depresión, el dolor de cabeza y el dolor en general, te sientes más positivo y
tolerante con los demás, te sientes más relajado pero con la mente más
despierta. En definitiva, sientes una mayor serenidad y bienestar.
Mientras estás meditando se producen cambios bioquímicos y
físicos en tu cuerpo, que cambian el metabolismo, la respiración, la tensión
arterial, la frecuencia cardiaca y la actividad cerebral (produciéndose un
aumento de las ondas alfa).
La meditación te ayuda a tener una mayor capacidad para
manejar los problemas y los retos de tu vida, y te afectan menos los
contratiempos porque estás más relajado y optimista.
Comenzar el día meditando puede ser un modo excelente de
sentirte mejor durante el día y sobrellevar el estrés.
Cómo meditar
Empieza sentándote en una posición en la que tu espalda
esté derecha. Mantén los ojos abiertos y la mirada al frente. Si los cierras no
necesariamente vas a meditar mejor, pero sí es probable que te entre sueño o te
duermas. Meditar no significa quedarse amodorrado sino que requiere estar
alerta.
Un pequeño truco para no adormilarte: mantén la punta de tu
lengua en contacto con tu paladar. Si empiezas a sentir somnolencia tu lengua
caerá y te sacará de ese estado.
El siguiente paso consiste en centrar tu atención en
un objeto concreto. Puede ser un objeto del exterior, como una pequeña pelota
que sitúes frente a ti, una vela, una figura, un anillo, etc. Procura que sea
un objeto sencillo, o bien céntrate en un solo aspecto de un objeto más
complejo, como el color de los ojos de una figura. Tu objetivo será mantener tu
mente centrada en ese objeto de manera continuada. O bien puede ser algo interno,
como tu propia respiración. Centrarse en la respiración resulta muy útil porque
es algo que siempre está ahí a tu disposición, hagas lo que hagas. No se trata
de que la controles, sino tan solo de observar cómo tu cuerpo respira por sí
solo.
Lo habitual es que en tu mente aparezcan pensamientos con
cierta frecuencia. Cada vez que eso suceda, deja pasar el pensamiento y vuelve
a centrar tu atención en el objeto o respiración sin preocuparte demasiado por
lo que aparezca en tu mente. Deja que tus contenidos mentales aparezcan y
desaparezcan, sin juzgar, tan solo vuelve tu atención a tu respiración u objeto
todas las veces que sean necesarias.
Al principio verás que tu mente deambula de un lado a otro
y no paran de surgir ideas, imágenes, recuerdos, etc. Sin embargo, con la
práctica te irá resultando cada vez más fácil centrar tu atención e irá
surgiendo menos "ruido" en tu mente. De hecho, si eres capaz de
centrar tu atención durante 5 minutos ya podrás considerarte un gran meditador,
aunque lo más probable es que al principio no dures más que unos segundos. Sin
embargo, eso no debe importarte. Vuelve a centrar tu atención cada vez que la
pierdas.
Practica la meditación a lo largo del día cada vez que
puedas y durante todo el tiempo que desees. Al principio, puede ser preferible
practicar durante periodos cortos, como cinco minutos, para ir aumentando el
tiempo progresivamente. Ten en cuenta que conforme aprendas a centrar tu
atención durante más tiempo, esos cinco minutos parecerán un instante, y será
un instante en el que tu mente ha estado completamente limpia, descansando y en
paz, libre del constante ajetreo estresante que suele haber en ella casi
siempre. Igual que un vaso de agua embarrada que queda en reposo, poco a poco
la suciedad se va yendo al fondo, dejando el agua limpia en la parte superior;
del mismo modo, tu mente se vuelve más pura durante la meditación. Si te paras
a pensar en esto, te darás cuenta de por qué la meditación tiene tantos
beneficios.
Fuente:http://motivacion.about.com/od/Cuerpo_mente/a/Como-Meditar.htm
NVA
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