jueves, 4 de septiembre de 2014

SER AGRADECIDO

Las personas que tienen un fuerte sentido de la gratitud y amor no necesariamente tienen más sentimientos que otros; ellos simplemente reconocen y ven más belleza en sus vidas. Un estudio realizado sugiere que personas que cuentan/expresan  sus bendiciones son generalmente más felices y saludables que las personas que no lo hacen.


Como practicarlo:

1. Relájate. Es difícil cultivar un sentido del agradecimiento cuando estas enojado, frustrado o ansioso. Si estos son asuntos con los que tienes que luchar, es importante resolverlos, ya que son barreras enormes al agradecimiento.



2. Vive el momento. Si estas muy ocupado viviendo en el pasado o pensando en el futuro, no vas a ser capaz de darte cuenta por completo cómo van las cosas de bien ahora mismo. Además, pensar en el pasado y en el futuro abre la puerta a comparaciones, las cuales son la única manera de percibir que algo no es lo suficientemente bueno. Lo que tienes ahora es todo lo que existe, y comparar eso con algo que ya no existe más o aun no ha existido es una forma sencilla de fomentar insatisfacción y martirio a ti mismo. Como dice el viejo refrán: “El pasado es historia, el futuro es incierto y el día de hoy es un regalo, por eso se llama Presente”. Disfruta hoy, este momento y no pospongas tu diversión.



3. Empieza con tus sentidos. Los placeres más elementales de la vida por lo general son asequibles a nosotros todo el tiempo, pero estos se borran de nuestra conciencia porque estamos muy acostumbrados a ellos. Aprende a distinguir los pequeños detalles y aprécialos deliberadamente.

-Mira a tu alrededor. Distingue hermosas figuras, colores y detalles. Nota cosas que normalmente das por sentado, como el reflejo de la luz del sol en el cabello de alguien. Piensa en los pequeños detalles que te perderías si fueras ciego. A menudo los minutos de felicidad son los que más se desperdician.
-Huele las rosas. Y la comida, y el aire. Reconoce los olores que te hacen sentir bien. Un césped recién cortado, el aire fresco después de la lluvia, una olla de café recién preparado.
-Saborea tu comida. Come lentamente. No te limites a engullir y tragar. Identifica sabores. Disfruta la forma en que se mezclan entre sí. Sigue los consejos de los amantes del vino, ellos saben cómo disfrutar el más tenue de los sabores.
-Desarrolla tu sentido del tacto. ¿Cómo se siente el roce de las hojas, las sabanas o una loción en tu piel? ¿Cuántas veces al día la gente te toca de manera afectuosa y tú apenas te das cuenta?
-Escucha más que música. Escucha cuando pienses que todo está en silencio, y descubrirás que realmente no todo esta tan tranquilo. Tal vez puedas escuchar el ruido del viento colándose debajo de la puerta, de las hojas susurrantes, de niños riendo.

4. Aprecia cualquier clase de despreocupación en tu vida. Sentimientos como la risa, el afecto y la alegría son efímeros. Una vez que una relación se ha degradado a un nivel en que estas emociones no vuelven a ocurrir espontáneamente, es muy difícil que vuelvan a surgir. Tú debes saber eso por experiencia. Por lo tanto maneja esos momentos con cuidado (especialmente con niños que son la fuente de la despreocupación). No seas la persona que toma la vida muy seriamente, que no tiene tiempo para divertirse o que no tiene sentido del humor.

5. Te en cuenta  El refrán popular “La ausencia hace crecer el cariño” tiene algo de cierto. Lo ideal es que tú no tengas que separarte de algo o alguien para valorarlo (te puede llevar a un círculo vicioso). Pero puede ser un buen camino para desencadenar tu sentido de gratitud solo de vez en cuando.


 

 



Fuente: http://es.wikihow.com/ser-agradecido






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